Minifundios Mentales
Por Antonio Herrera V
Ciertos gobiernos con apoyo "popular" temporalmente imponen cualquier absurdo
Hará setenta años, una relevante personalidad caraqueña comentó: "En Venezuela, latifundio es cualquier extensión de tierra que provoque envidia". Su frase identifica algunos temas políticos recurrentes: Ideas que no encierran ideologías sino emociones, y pocas son tan fuertes como la envidia y el resentimiento.
Ante la universal imposibilidad de erradicar totalmente las diferencias sociales, intelectuales y materiales de la humanidad, salen demagogos resentidos a ofrecer explicaciones simplistas y fáciles sobre el porqué los pobres son pobres y los ricos son ricos. Todos, invariablemente, buscan conspiraciones y culpables ajenos para los infortunios propios.
Los enemigos
Entre los culpados destaca el "imperialismo", que puede ser inglés, francés, alemán, belga, ruso, norteamericano, del país vecino, o los de la tribu de al lado. Los enemigos endógenos han incluido religiones, razas y, por supuesto, los sectores productivos y competitivos de cada sociedad, caricaturizados de "oligarcas", "latifundistas", "burgueses", "capitalistas" y así por ese estilo.
A fuerza de repetición el sentido original de muchas palabras se desvía ante el "lumpen" intelectual del Tercer Mundo. Desde la más tierna edad aprenden, por ejemplo, que "latifundio" es cualquier gran extensión de tierra, y punto: Que sean productivas les resulta irrelevante.
Apoyo "popular"
El argumento parece agradar a amplios sectores populares, si por "pueblo" se entienden exclusivamente los estratos menos afortunados e informados de la población. Por eso surgen ciertos gobiernos con apoyo "popular" que temporalmente se atreven a imponer cualquier absurdo como realidad -así los oponga el 95% de población con más de tercer grado de escolaridad.
Sus mitos son artículos de fe dentro de "neosocialismos" improvisados "ex cátedra" de discurso en discurso. En algunos sitios -la vieja URSS, la China de Mao, Cambodia, Uganda, Haití, y Cuba, entre otros- el poder se ha utilizado para purgar o decapitar la respectiva sociedad, eliminando -de una forma ú otra- a casi todos los segmentos de mayor logro económico e intelectual. Los resultados: mediocridad, degradación, miseria, fuga de capital y de cerebros.
Cuando desde el poder encierran a los menos informados dentro de viejos minifundios mentales, reforzando consejas primitivas que no por milenarias dejan de ser falsas, allí dan tumbos de fracaso en fracaso: Hasta que los mismos pueblos descubren lo contrario -a un costo incalculable.
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