China y Latinoamérica despues de 2013
Por Peter Hakim y Margaret Myers
Infolatam, January 9, 2014
En 2013, la iniciativa china “going out” cumplió 15 años, – es una estrategia diseñada para promover de forma sistemática las exportaciones, facilitar el acceso a los recursos necesarios y acelerar el desarrollo de iniciativas multilaterales.
Durante este período las relaciones económicas del gigante asiático con América Latina se expandieron rápidamente. Hoy el comercio de China con Brasil, Chile y Perú supera a la de cualquier otro país. Algunas estimaciones sugieren que en 15 años, China se convertirá en el mayor socio comercial de América Latina.
Los lazos económicos no sólo han crecido y se han vuelto más intensos, también son más variados y más complejos. Después de una década en la que se ha ido fortaleciendo la relación entre China y América Latina, ésta ha madurado y las políticas se han vuelto más sofisticadas y llenas de matices.
Aunque todavía queda mucho por aprender de China y América Latina por ambas partes, las agencias y empresas chinas están hoy mucho más informadas sobre Latinoamérica, hacen uso de una gama más amplia de instrumentos comerciales, y trabajan productivamente en toda América Latina, adaptándose a los diferentes desafíos que presenta cada país.
Por su parte los gobiernos y sociedades de América Latina son cada vez más eficaces en las negociaciones con sus homólogos chinos, y tratan con múltiples instituciones que se dedican a la inversión en el extranjero, el crédito y el comercio. Los objetivos fundamentales de las relaciones entre ambas regiones, sin embargo, se han mantenido constantes
Para América Latina, China es a la vez un inmenso mercado de rápido crecimiento, sobre todo para aquellas regiones ricas en petróleo, recursos minerales y agrícolas; y a la vez una creciente fuente de préstamos y capital inversor.
Para China, Latinoamérica es un importante proveedor de materias primas para el todavía creciente sector industrial, así como una fiable fuente de productos alimenticios y recursos energéticos. De este modo, China y América Latina se han convertido, económicamente hablando, en socios esenciales
Un año de cambios
Tanto en China como en América Latina, 2013 ha sido un año de grandes cambios. Después de dos mandatos (diez años) como vicepresidente Chino, Xi Jinping, se hizo cargo de la presidencia del país en marzo de este año, poco después de ser nombrado presidente del Partido Comunista en 2012.
Una de sus primeras visitas al extranjero fue a América Latina y el Caribe, con escalas en Trinidad y Tobago, Costa Rica y México- justo antes de reunirse con el presidente de EE.UU., Barack Obama, en California.
En noviembre, el gobierno de Xi anunció la más ambiciosa reorientación de la política económica de China en los últimos años, haciendo hincapié en el mercado interno y la demanda del consumidor, así como ajustándose a un crecimiento más lento (en el entorno del 7-8 %) después de casi tres décadas de un 10% crecimiento anual.
Este también ha sido un año de cambios para América Latina. La muerte del rimbombante líder antinorteamericano de Venezuela, Hugo Chávez, representa un marcado cambio para ese país y la región en general. Su sucesor en el cargo, Nicolás Maduro, un líder menos carismático y hábil, se enfrenta a un fuerte deterioro de la economía, que pone en peligro la estabilidad del país y ha reducido notablemente la influencia de Venezuela en los asuntos del hemisferio.
El nuevo presidente de México, Peña Nieto, que asumió el cargo en diciembre de 2012, ha puesto en marcha un programa de gran calado que incluye una profunda reforma económica y política destinada a impulsar el crecimiento y la competitividad del país.
Aunque el resultado está aún lejos de concretarse, el gobierno colombiano ha avanzado en la negociación de un final en la cruel guerra, que dura ya 50 años, con los insurgentes de las FARC.
El socio más importante de China en América Latina, Brasil, está luchando por revitalizar una economía que se tambalea al tiempo que responde a las crecientes demandas de una población cada vez más descontenta con la corrupción política y la baja calidad de los servicios públicos. El creciente descontento y la impaciencia de la nueva clase media ha emergido como el principal desafío de gran parte de América Latina.
Sin embargo, ninguno de estos cambios ha transformado radicalmente las relaciones entre América Latina y China, que siguen siendo impulsadas en gran medida por los intereses económicos. Comercio e inversión son las cuestiones que más interesan tanto a China como a América Latina, y que mantienen las bases esenciales de estas relaciones.
Ha habido algunas quejas de intrusión política o presión china, sin embargo China no ha traído una agenda política o ideológica a la región. Ha conservado relaciones cordiales con los países latinoamericanos que reconocen a Taiwán, y no los ha presionado para cambiar su lealtad.
Los Latinoamericanos reciben a China como un actor pragmático y muy importante económicamente, y no están preocupados porque China vaya a aprovechar su creciente influencia en la región para influir en las políticas locales, reclutar socios para sus objetivos globales, o para competir con los EE.UU. por posibles aliados.
Sin lugar a dudas, las empresas chinas se han vuelto más cautelosas a la hora de invertir en países con economías inestables como Venezuela y Argentina, y las preocupaciones sobre las perspectivas económicas de Brasil han aumentado.
Sin embargo, China se ha mantenido comprometida en la práctica totalidad de los países ricos en recursos naturales de América Latina para satisfacer sus necesidades de su energía, minerales y recursos agrícolas.
Venezuela y Argentina
China mantiene sus inversiones petroleras en Venezuela y sigue prestando dinero a éste a cambio de pagos en aceite, aunque algunos analistas sugirieron que el Presidente Maduro pudo haber regresado de su visita a Beijing este año sin cumplir con sus metas de endeudamiento.
Las compañías chinas están entre el reducido grupo de empresas extranjeras que se han comprometido a invertir en la prospección y producción de Shale-gas en Argentina, además, China sigue siendo manteniéndose como comprador fundamental de la cosecha de soja argentina.
Brasil
Brasil ocupa un lugar especial en las relaciones de China con América Latina, Brasil es la más activa a nivel mundial e influyente de las naciones de la región.
Los dos países son miembros del grupo BRICS, liderando a las principales naciones en vías de desarrollo, y se ven como potenciales aliados, muy valoradas entre sí en muchos temas.
En 2012, Brasil y China han mejorado su relación, evolucionando a una asociación estratégica integral. Esta circunstancia probablemente exagera el alcance de su cooperación, pero comparten un interés continuo y sustancial en la expansión de su propia influencia y la de otros países en desarrollo en instituciones multilaterales como la ONU, el G-20, el Banco Mundial y el FMI, y la OMC.
Son sin embargo, las relaciones económicas bilaterales el pilar de las relaciones Brasil-China. Brasil es el mayor socio económico de China en América Latina, aunque China exporta más a México que a Brasil. Este año, China y Brasil negocian un swap de divisas de 30 billones de dólares para facilitar el incremento del comercio.
En octubre pasado, Brasil celebró su primera subasta de los derechos para perforar en sus enormes yacimientos de petróleo presal, recientemente descubiertos.
Se esperaba que unas 40 compañías petroleras a participasen en la subasta, pero el nuevo marco regulatorio de Brasil desalentó a la mayoría de ellas y finalmente sólo cuatro ofertantes extranjeros acudieron, dos de los cuales eran empresas chinas. Sin la participación de China, esta venta inicial de los derechos de perforación habría sido un fracaso.
Por otro lado, ciertas irregularidades han surgido en las relaciones entre China y Brasil. Mucha gente en Brasil está preocupada porque las exportaciones industriales chinas están reduciendo la cuota de mercado de Brasil en todo el mundo y haciendo incursiones en su mercado nacional.
Brasil está preocupado por la posibilidad de sufrir una des-industrialización como consecuencia del éxito que las exportaciones de productos manufacturados de China están teniendo, y temen que pueda dar lugar a una contracción del sector industrial de Brasil, dejando al país demasiado dependiente de las exportaciones de productos básicos, y atrasado tecnológicamente.
Esta preocupación es la principal queja que tiene Brasil sobre la devaluada moneda china (que ha perdido gran parte de su valor).
La principal preocupación de China sobre Brasil son las políticas proteccionistas en ciertos sectores, que son percibidas como políticas anti chinas.
Una reinterpretación de las leyes de propiedad de la tierra en Brasil en 2010 pareció dirigida a inversores chinos-al igual que un reciente impuesto sobre las importaciones de vehículos de motor.
Las empresas y los inversores chinos a menudo subrayan los especiales problemas especiales que se encuentran en Brasil para llegar a acuerdos, en comparación con otros países de América Latina. Experimentando especiales dificultades en las inversiones destinadas a infraestructuras y agricultura.
Hay, sin embargo, un enorme potencial para que la expansión de las relaciones comerciales chino-brasileñas continúen durante el próximo período. El sector energético de Brasil, a pesar de las restricciones sobre las que opera, debería presentar grandes oportunidades como las asociadas a las inmensas reservas de petróleo presal de Brasil.
A pesar de los altos aranceles de importación, se espera que los automóviles chinos aumenten sustancialmente su participación en el mercado brasileño, así mismo la industria agraria en Brasil debería representar una amplia gama de nuevas oportunidades.
La Alianza del Pacífico y otras naciones
China ha estado activa en otros países de América Latina, incluidos aquellos que ahora conforman la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, Perú y México).
La mayoría de estos países han demostrado un sólido comportamiento económico en los últimos años y están trabajando activamente para atraer el comercio y la inversión de China.
Chile, el único país de América del Sur con un acuerdo de libre comercio con China, es un importante socio comercial, como demuestran las relaciones comerciales bilaterales que son la mitad del comercio China-Brasil, teniendo en cuenta que Brasil tiene un PIB 8 veces mayor que Chile.
El enorme sector de la minería peruana despierta gran interés en China, por lo que no es de extrañar que se haya convertido en el principal socio comercial de Perú, así como de su mayor inversor extranjero. Ecuador y Bolivia son otras naciones de América del Sur con crecientes relaciones económicas con China.
La economía mexicana se encuentra en medio de un importante proceso de reformas que le puedan permitir recuperar su posición como exportador de petróleo a nivel mundial y comenzar un período de crecimiento más rápido.
Por todo ello la economía de México en el año 2013 ha caído al nivel de los otros países de la Alianza, a pesar de ello México ya es el principal mercado para la producción industrial de China, importa más que cualquier otro país de América Latina (alrededor de un tercio más que Brasil), y también es la puerta al mercado de EE.UU.
Sin embargo, los dos países también se ven como rivales para las exportaciones a los EE.UU, ahora que los salarios chinos están aumentando y alcanzando niveles mexicanos en algunas zonas, agudizando la competencia entre ambos países.
China está enfocando claramente más atención en México, y ambos países parecen comprometidos con el fortalecimiento de sus relaciones. Tres nuevos centros de estudios mexicanos se establecieron en China sólo este año.
América Central y el Caribe
América Central y el Caribe siguen siendo el foco de la competencia diplomática entre China y Taiwán. Los países que reconocen diplomáticamente a China continental reciben considerablemente más inversión china y ayuda que los alineados con Taiwán.
El viaje de Xi a Trinidad y Tobago dejó claro el apoyo de China a las naciones del Caribe, así como su interés en las reservas de petróleo existentes en estos países.
La mayor sorpresa en 2013 por parte china en cuestiones centroamericanas, fueron los informes de mediados de año en los que se explicaba que un empresario chino había conseguido la aprobación del gobierno de Nicaragua para iniciar la exploración para el desarrollo de un segundo canal a través del istmo Centroamericano.
Ha habido pocas noticias desde entonces y sigue habiendo dudas sobre la seriedad de la iniciativa y el grado de involucración del gobierno chino.
Preocupaciones sobre la economía china
Durante 2013, en gran parte de América Latina, surgió una creciente inquietud acerca de desaceleración de la economía de China.
Los latinoamericanos son muy conscientes de que la racha de crecimiento en la región después de 2004 (particularmente entre los exportadores de materias primas) estaba significativamente influenciada por la creciente demanda consecuencia de la expansión económica de China.
Fue la demanda china de materias primas lo que llevó al aumento de los precios y al gran volumen de exportaciones, que impulsaron el crecimiento de América Latina a niveles no experimentados desde hace más de una generación.
Las compras chinas también sirvieron para independizar a la región de los EE.UU. y de los reveses económicos europeos en 2008.
En toda América Latina se esperan reducidos ratios de expansión económica, sin embargo , la mayoría de las naciones siguen contando con una demanda constante de Beijing para sostener un período de sólido , aunque más lento , avance para América Latina , por lo menos hasta que haya una recuperación más fuerte en los EE.UU. y Europa.
Los latinoamericanos son conscientes de las nefastas consecuencias que para sus economías tendría una disminución de la tasa de crecimiento de China a menos del 7%.