miércoles, agosto 27, 2014

Vamos ver si suena

BAROMETRO INTERNACIONAL

HERNAN CASTILLO Y LOS MILITARES

Posted: 26 Aug 2014 04:16 PM PDT
thumbnailhernancastilloJunio2013Si para algo han servido estos años de gobierno chavista, si es que han servido para algo, ha sido para demostrar la ruina nacional que son los militares gobernando. De tal manera que así como el TSJ, violando la Constitución, autorizó a los militares a intervenir en el activismo partidista; igualmente el TSJ debería excluir a los militares de esa genérica “…participación activa en desarrollo nacional…” del artículo 328.

Los militares no saben nada del desarrollo del país, y no tienen porque saberlo, ellos son formados y entrenados técnica y profesionalmente para las operaciones, bajo control civil, de la seguridad y defensa nacional. La definición del desarrollo le corresponde a la sociedad civil en su conjunto, no a los militares, como ha ocurrido durante este gobierno. La participación activa de los militares en el desarrollo nacional está en el especializado campo de la defensa militar de la soberanía, el territorio, la población, el orden público, y el combate contra las amenazas surgidas luego del final de la Guerra Fría, no más. Sin embargo, excepcionalmente uno que otro militar pudiera ser cooptado para el servicio público civil.

Los militares venezolanos tuvieron un teniente coronel del Ejército en la presidencia de la república; apoyo popular; abundancia de recursos naturales, financieros y humanos; abusiva intervención en la administración pública y las empresas del Estado; subordinación total de todos los poderes públicos al poder ejecutivo; hegemonía comunicacional, hasta un canal del televisión tienen; inexistencia absoluta de contraloría  de los gastos del Estado en donde hasta fundaron un banco comercial propio; amplio apoyo comprado con petróleo en los organismos internacionales; heredaron de la República Civil una sociedad tolerante, igualitaria y libertaria, sin divisiones raciales y étnicas, sin problemas religiosos y culturales. 

Y no fueron capaces de solucionar uno solo de los crónicos problemas del pueblo, todos los agravaron. No le dejan a las futuras generaciones de venezolanos una obra de infraestructura física importante. Ni siquiera el problema de la seguridad pública y el tráfico de drogas han sido capaces de resolver. 

Al contrario, los militares en el gobierno han sido un vendaval de sangre, crímenes y penurias de todo tipo: la salud, la educación y los servicios públicos por el subsuelo; el comercio, la agricultura, la industria incluida la petrolera y Guayana y toda la actividad productiva en general destruida como nunca antes; la generación y distribución de electricidad y el agua potable y riego destruidas,  al igual que las comunicaciones; cerca de la mitad de la fuerza de trabajo está entre la informalidad económica y el delito; la escasez de viviendas, medicamentos, artículos de consumo esenciales y en general escasez de todo tipo de productos y la inflación más alta del mundo dominan la economía; a lo cual se le suma la corrupción administrativa, en todas las áreas; la actividad cultural, intelectual, artística, la investigación científica e innovación tecnológica casi inexistentes y las universidades depauperadas.

Los militares venezolanos y la comparsita de civiles alabarderos que los siguen, con el apoyo de los parásitos cubanos castrocomunistas, han demostrado que son competentes en la violación de los Derechos Humanos y en la represión de la libertad de expresión del pensamiento; incluso llegaron al extremo de sacar a Venezuela de la Corte Interamericana. Por ejemplo, la dictadura militar de Pérez Jiménez básicamente lo que hizo fue reprimir las libertades civiles y unas pocas, pero grandes, construcciones en Caracas porque la Provincia del país la abandonaron completamente. Los gobiernos de los generales López Contreras y Medina Angarita apenas sirvieron para tratar de manipular una transición, luego de la muerte de Gómez, que el propio general Marcos Pérez Jiménez, entre otros, luego contribuyó a abortar. Y del dictador Juan Vicente Gómez, creador del Ejército Nacional, ni hablar. 

En conclusión, los militares en el gobierno históricamente han sido una de las causas del subdesarrollo y atraso de Venezuela.  Son aislados y excepcionales los militares que individualmente han hecho alguna contribución importante al desarrollo nacional; pero como institución armada en conjunto, en el genérico y amplio campo del desarrollo nacional, han sido un completo fracaso, no sólo en Venezuela, sino en toda América Latina.

Finalmente, para sentar las bases definitivas del desarrollo nacional es vital la reforma militar, y principalmente matar el “Caballo de Troya” de la ideología pretoriana enquistada secularmente en la cultura militar venezolana; con esa espada de Damocles alzada sobre la sociedad civil venezolana resulta prácticamente imposible el desarrollo nacional.
@CastilloHernan

Herrera reflexiona sobre Cara de Piña

Jueves 6 de agosto de 2014

RECUERDOS DE CARA E'PIÑA

Antonio A. Herrera-Vaillant


Algunos erróneamente creen que Omar Torrijos y Manuel Antonio "Cara e' Piña" Noriega fueron presidentes de Panamá. Nunca tuvieron necesidad de ello.

Durante los 20 años (1968-1989) que duró la camarilla militar que dominó a la nación del istmo desfilaron por el Palacio de las Garzas nada menos que nueve civiles inocuos, unos más peleles que otros, cuyos nombres apenas ocupan apenas un pié de página en la historia panameña.

Daban discursos, se montaban bandas presidenciales, y salían en la prensa. Pero luego el mundo prácticamente ha olvidado que existieron porque no eran otra cosa que títeres de los militares panameños. Quién ocupara la presidencia era intrascendente, quienes realmente mandaban lo hacían desde los cuarteles.

Luego de la muerte del carismático Omar Torrijos, se mantuvieron en pugna varios cabecillas militares que se repartían parcelas de poder, hasta que el brutal "Cara e' Piña" emergió como el gallo dominante entre aquella fauna corrupta y contaminada de drogas de pies a cabeza.

En la medida que aquel país caía en una espiral degenerativa, de la cual la honda penetración del narcotráfico fue apenas fase terminal, el Partido Revolucionario Democrático - mampara civil y brazo político de aquella pandilla de militares sin batallas - se iba desacreditando y embarrando cada vez más, hasta prácticamente perder todo rastro de una credencial ideológica que calificaban de "socialdemócrata".

Cuando llegó la debacle de Noriega - con sus altisonantes discursos, amenazas y fanfarronerías, así como los cobardes "batallones de dignidad" formados por hampa común para amedrentar y reprimir adversarios políticos - el PRD compartió un profundo descrédito del cual le costó tiempo y esfuerzo para recuperar su credibilidad política.

Aquella trágica situación puede repetirse en cualquier parte de nuestro atormentado continente, donde quiera que civiles - más o menos de izquierda - se someten a una amoral oligarquía militar dispuesta a lo que fuere con tan de enquistarse en el poder.

El narco-estado panameño terminó como todos sabemos, pero ninguna banda de delincuentes, con y sin charreteras, sobrevive por mucho tiempo sin caer en rencillas y enfrentamientos internos. No hay honra entre ladrones. No hay barniz ideológico que tape un vulgar quítate tú para ponerme yo.


Al final la inevitable debacle los arrastra a todos por igual y del contagio se salvan pocos: Desde estrafalarios disfraces y crueles esbirros, hasta jueces, legisladores, y aún miserables censores. Todo parecido a otras situaciones es pura coincidencia.

También lo puedes ver en:


Si quieres dejar de recibir estas columnas, responde a este correo indicando que no deseas estar en esta lista. Si el sistema te envía este mensaje por más de una dirección de correo electrónico, indica en cual prefieres seguirla recibiendo. Si conoces a alguien que desee recibir las columnas  por favor avisa enviando su nombre y dirección de correo electrónico.  AHV