sábado, diciembre 19, 2015

RECOMENDACIONES PARA PDVSA

Venezuela should disband, replace PDVSA, former official recommends

While Venezuela’s new legislative majority faces many immediate concerns with the Nicolas Maduro regime following a Dec. 6 election, it also should begin to disband and replace Petroleos de Venezuela SA (PDVSA), a former board member of the national oil company said.
“I believe PDVSA is impossible to upgrade,” said Gustavo Coronel, a petroleum geologist and consultant on energy geopolitics and public policy who was a member of the Venezuelan Congress before then-President Hugo Chavez dissolved it. “It should be replaced by another model of oil industry management in Venezuela.”
The process would take at least 2 years, he said during a Dec. 17 Hudson Institute forum on the elections in which Maduro’s political opposition won a super-majority and the ability to challenge the president’s rule.
“It also will be politically difficult, because PDVSA’s national status is almost a matter of religion in Venezuela, like [Petroleos Mexicanos] in Mexico, which began reforms and quickly ran into opposition,” Coronel said.
But it will be necessary since Chavez diverted PDVSA’s oil export revenue into ambitious social programs for the poor, and instituted heavily discounted or free sales to Cuba and neighboring Bolivarian socialist countries, he said.
The resulting lack of operational reinvestment and maintenance, coupled with a migration of geologists, engineers, and other specialists to neighboring nations’ oil firms, has left PDVSA in ruins, Coronel said. Other speakers said it has become the country’s main money launderer as drug cartels and criminals have moved in to the national government.
‘Open doors for investment’
Venezuela still has considerable lighter oil resources that might be developed in addition to its well-known heavy oilreserves, observed Evan Ellis, a professor of Latin American studies at the US Army War College Strategic Studies Institute. “It will need to open the doors for investment not only from ExxonMobil and similar large publicly traded multinational oil companies, but also from the Russians and, particularly, the Chinese, who are there already,” he said.
Oil exports bring in 96% of Venezuela’s foreign revenue, but they have fallen dramatically as production has declined and prices have plunged to about $36/bbl, Ellis said. PDVSA has made no new refining upgrade investments, and has to import lighter crude to blend with the heavy Orinoco grade, he said.
“It has a large array of problems reflecting a decaying infrastructure,” Ellis said. “PDVSA itself needs an immediate management change to begin restoring its core functions. It also might want to consider short-term auctions to bring in some immediate cash.”
Speakers agreed that the opposition’s winning a super-majority in the national legislature in the recent elections was significant because it could start to limit Maduro and his regime’s actions. They also said that the government has begun to fight back, instituting communal councils nationwide which amount to a shadow legislature and could create confusion.
The country also has become a haven of terrorism for groups as far away as Hezbollah because it can issue passports which otherwise would have to be forged, noted a third speaker, Douglas Farah, a national security analyst and consultant who is an International Assessment and Strategy Center senior fellow.
The Colombian drug cartel FARC also has arrived, but is losing interest in Venezuela, he said. “Even for criminal enterprises, there’s very little to be gained from supporting a country that’s going down the toilet,” Farah said. “But the opposition will need to uproot the clandestine structures these groups have built. If it doesn’t, they will never go away.”
Contact Nick Snow at nicks@pennwell.com.

miércoles, diciembre 16, 2015

J.Miguel Rondón y su nuevo Libro País de Salida




En sus propias palabras, “A manera de introducción”, Rondón nos define País de salida. Bitácora de la debacle:
“Este libro se ocupa, precisamente, de ese mando, de su afiebrado y desequilibrado gobierno. Inicialmente pensé llamarlo ‘Venezuela después de Chávez’, pero pronto caí en cuenta de que semejante título era inexacto: cierto, Chávez ya no estaba, pero sin duda seguía estando. Su muerte, independientemente de cuándo y dónde hubiese ocurrido, igual no lo dejaba al margen de la contienda cotidiana. Su presencia constante era innegable. (…)
Decidí entonces bautizarlo como País de salida, en clara contraposición al que publiqué diecisiete años atrás. 
Esto cierra aquél estreno que terminó deshilachado, vuelto jirones. ¿Asumo que el proyecto de la revolución chavista ha concluido? Es probable. Pero mi oficio no es pronosticar. Soy apenas un cronista de mi tiempo y me limito a testificar los hechos que he vivido. Y estos me dicen, a las claras y sin mayor margen a dudas, que hay ante nosotros un ciclo fatigado, agotado en sus propias promesas y expectativas, que ya está pidiendo orilla antes de ahogarse. 
Si el cierre del ciclo supone el fin de la revolución está en otros determinarlo. Por lo pronto, estos son los hechos que me ocupan como testigo y cronista”.

lunes, diciembre 14, 2015

EL POSIBLE DECRETO DE AMNISTIA

EL INFORME 21 y la POLITICA DE David Bonyuet

Lo que le, pide Eduardo Sentei al Niño Jesús


Niño Jesús, uno de verdad no sabe cómo tratarte, si como un niño, o como un adulto, o como Dios mismo. 

Es un enredo. Pero igual te pido de todo corazón que termines la tarea de darles a los venezolanos un futuro mejor. Empiezo mi lista de deseos: que el gobierno entienda que perdió las elecciones. 
Que Tarek William Saab no siga diciendo bobadas y necedades y que se quite esos tatuajes que hacen que uno piense cosas malas. 
Que el CNE ofrezca las cifras minuto a minuto como lo hace el resto de la humanidad y que Tiby se cure y viva muchos años para que vea pronto un CNE decente. 
Que el dólar baje por lo menos a 300 bolívares y  que se acaben las colas y llegue el abastecimiento como era siempre en Venezuela. 
Que no haya tanto malandro y las universidades recobren el brillo, la independencia y la autonomía que se merecen. 
Que el Banco Central dé las cifras de la economía aunque sean feas. 
Que los militares no sigan con esa saludadera psicótica diciendo que Chávez vive, cuando es evidente que Chávez falleció de cáncer. 
Que se acabe la regaladera de petróleo para comprar votos y que el Chulo Premier de Cuba no nos siga estafando. 
Que Internet suba la velocidad y que aparezcan cauchos, repuestos y baterías. 
Que desarmen a los colectivos y, como ruega Claudio Nazoa, que bajen el precio de la caña. 

Yoany Sanchez (la boquera cubana) dijo



Esta vez no resultaron ni los engaños, ni el miedo. Como una mujer largamente amenazada por el marido abusador, Venezuela le ha dado un portazo al chavismo y lo ha hecho con determinación. A partir de ahora, para Nicolás Maduro será un calvario gobernar. Con un partido en absoluta desventaja en el parlamento, al sucesor de Hugo Chávez sólo le queda violar sus propias leyes para imponer la voluntad presidencial.

El pueblo, ese mismo pueblo que el presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) invoca desde la tribuna para justificar sus tropelías, ha dicho no al socialismo del siglo XXI y al proyecto de país promovido por el oficialismo. Una negativa rotunda contra una fuerza política bajo cuya gestión la nación sudamericana se ha hundido en la inseguridad, la escasez, la corrupción y la más insostenible polarización.

El hartazgo llegó. La gente se cansó de tanto discurso crispado, del miedo en las calles, de la emigración constante de los jóvenes y de una inestabilidad que lo roe todo y que en el último año se ha agravado. Los electores también han penalizado con sus votos a un partido que no ha sabido gobernar para todos, sino sólo para una parte de la sociedad, a la que ha azuzado sistemáticamente contra quienes piensan diferente.

Con la herramienta de las urnas en sus manos, los venezolanos han impulsado un cambio de manera pacífica, sin pisar la trampa de la violencia ni emprender una revolución armada. Maduro ha recogido así los frutos de su pésima gestión. Sus declaraciones previas a los comicios, entre las que incluyó la amenaza de luchar desde las calles si su partido era derrotado, sólo le agregaron determinación a una decisión social que ya estaba tomada. 

Con sus palabras, terminó cavando la tumba de su propio ejecutivo.

Porque hay un momento en que el abusado se percata de que el abusador sólo es otro ser humano frágil, al que se le puede derrotar. Ese instante llegó para la población venezolana este 6 de diciembre, al demostrar con su voto que el chavismo no es eterno ni popular. Lo ocurrido confirma la pérdida de ese temor que un autoritarismo de 17 años había impregnado al país, esa enfermiza relación de dependencia y miedo con la que quiso mantener paralizados a sus ciudadanos.

Los resultados electorales también van contra la Plaza de la Revolución de La Habana. En los oscuros entresijos de ese poder que lleva más de cinco décadas sin convocar elecciones, se moldeó la figura de Hugo Chávez y se intentó hacer lo mismo con Nicolás Maduro. Pero les ha salido mal la jugada, porque se toparon con una población que ha reaccionado, una oposición que ha sabido unirse a pesar de las diferencias y una comunidad internacional que cerró filas en las críticas contra los métodos del PSUV.


El eje financiado desde Miraflores y simbolizado por la bravuconería política de Chávez y la mediocre prepotencia del actual presidente, empieza a desarmarse. Venezuela ya ve la salida y acarrea tras de sí a una isla que aún no se atreve a parar el golpe de un Gobierno abusador, cerrarle la puerta y dejarlo fuera del futuro nacional.