jueves, agosto 26, 2010

Las verdades de Miguel

Los Viernes se edita las Verdades de Miguel

Una orquesta sin dirección. Nunca como ahora había estado el Gobierno revolucionario tan enredado en su propia política comunicacional. Como barco sin capitán y con un atolón enfrente, se desplaza uno de los puntos más débiles del Ejecutivo. La falta de definición ha hecho posible que los medios oficiales hayan sido tomados por asalto por quienes, apoyándose en una presunta socialización de ese sector, se desplazan por inercia sin mando alguno, haciendo y deshaciendo en su propia ignorancia. 


Ya ocurrió con la entrevista a Fidel Castro, cuando el afán protagónico y la emoción de la inmadurez de todos aquellos que se dejan seducir por el culto a los ídolos, le ponen la carne en la brasa al enemigo. Esa entrevista no fue editada y se difundió con todos sus pelos y señales, de allí que la propaganda opositora no haya necesitado un bisturí para extraer la frase por tanto tiempo deseada, aquella tomada ahora como una confesión. Me refiero a la respuesta de Fidel cuando la periodista presumiendo dominio del tema le preguntó: ─Qué es para usted el socialismo en este siglo XXI. ─Comunismo ─respondió Fidel, sin mayor aspaviento. Ahora esa frase es la punta de lanza de la propaganda de quienes son adversarios a muerte del Gobierno. 


Después, como si no fuera suficiente el haber incurrido en el error de no editar la entrevista, tuvimos por separado a Manuel Villalba y a Andrés Izarra como interlocutores oficiales en CNN, y todos sabemos lo que ocurrió: el primero negó la inseguridad diciendo que en Venezuela todos éramos felices y el segundo se rio a mandíbula batiente al referirse al tema. Otra vez volvieron a darle el garrote al ciego y vino finalmente el episodio de la fotografía publicada por El Nacional, esa que tanto escozor provocó entre quienes ahora son más ortodoxos que los sumos sacerdotes del sanedrín, terminándola de poner con la sentencia que censura a los medios prohibiéndoles que publiquen fotos “inadecuadas”. ¡Tamaña necedad! Qué distinto habría sido si el jefe del Estado se despoja parcialmente de su jerarquía y como un ciudadano común se presenta en la morgue de Caracas a constatar la realidad. Se hubiera enterado de que esa foto es apenas un ápice de lo que allí ocurre. 


Compañero Presidente, en diciembre pasado supe que un fin de semana, para apurar una autopsia había que pagar 1.000 BF, todo para lograr que el cadáver reclamado sea colocado en los primeros puestos de una lista, a menos que el doliente quiera esperar días para que se lo entreguen. Esa situación es absolutamente real. Es dura, pero es la realidad, como lo es aquella donde un desposeído se siente realizado paseando un pitbull, alimentado con pollo mientras su dueño apenas si llega a probar carne molida. 


Esa es una verdad que lacera nuestro futuro. ¿Entonces por qué no dejar sin armas al adversario desmontando sus verdades? Ahora, desmontarlas no es sostener que una foto es vieja, no, todo lo contrario, desmontar una denuncia que viene del campo contrario es investigarla y si se corresponde con la realidad modificarla. El Gobierno revolucionario se queja de que su obra no interese a los medios privados, olvidando que el calificativo de privado es equivocado porque un medio podrá tener dueños particulares pero se debe a la necesidad del ciudadano de estar informado. 


Ahora, con su criterio errado, sin proponérselo, los propagandistas del Gobierno se han convertido en alumnos de Joseph Goebbels. Son ahora todo lo contrario que cuando estaban en la lucha por la conquista por el poder. Quienes conducen la política comunicacional del Gobierno están demasiado sensibles ante la verdad, por todo ello se suceden las tormentas de embustes en los consejos ministeriales. Ahora en esa estrategia se confunde la ramplonería con la irreverencia. 


Cuando oigo a Chávez decir que Judas Iscariote era capitalista, comprendo cuánta desinformación. No Chávez, Judas fue toda su vida un campesino a quien le pagaron treinta monedas para que entregara a su maestro. 


La confusión en el campo revolucionario acerca del término capitalista, es la misma que existe en el campo contrario acerca del socialismo. Ahora, yo invito al alto Gobierno a la reflexión y lo insto a no hacerse eco de la mentira repetida, tenga el color político que tenga. Es necesario un viraje, ni Chávez es un dictador ni el burgués es un vampiro. Quienes se dan ahora golpes de pecho por una fotografía no son menos hipócritas que los regentes de burdeles que van a misa cada domingo.

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