¿A qué se refería el canciller brasileño, Celso Amorín, cuando dijo que entre Luiz Inácio Lula da Silva y Barak Obama existe "una profunda afinidad intelectual"? Primero, a que ambos coinciden en que Estados Unidos debe abrir un nuevo capítulo en sus relaciones con Latinoamérica. Y segundo, a que el presidente norteamericano y su homólogo brasileño vislumbran una alianza estratégica basada en la producción de biocombustibles, como alternativa al petróleo y sus derivados.
La importancia que la nueva administración de EEUU adjudica a Brasil es un hecho comprobado: Lula es el primer estadista latinoamericano que recibe una invitación de Obama para intercambiar ideas acerca de la crisis financiera internacional y sobre como mejorar la imagen de EEUU en una región donde el sentimiento 'anti-yanqui' se remonta al siglo XIX, cuando el presidente James Monroe proclamó que "América es para los americanos", queriendo decir, para los norteamericanos.
En su visita del sábado a Washington, Lula espera que el nuevo inquilino de la Casa Blanca entienda que ha llegado el momento de sepultar la Doctrina Monroe. Y que el cambio de chip debe reflejarse en medidas tangibles, como el levantamiento de las barreras a las exportaciones procedentes de la América Morena.
"Las élites económicas y políticas en EEUU deben asumir que la salida a la crisis mundial no pasa por el proteccionismo. Si quieren diversificar su matriz energética, lo primero es abrir las puertas al etanol (a los excedentes que produce Brasil). ¿Quieren ampliar el comercio con Sudamérica? Que reduzcan, por ejemplo, las tasas arancelarias al acero brasileño y a la carne argentina", dijo Marco Aurelio García, asesor de Lula para Asuntos Internacionales.
Lula, representante de Chávez y Morales
Con estas afirmaciones, García pone de manifiesto que su jefe acude a la cita con Obama, representando también a otros gobernantes del vecindario que no tienen la menor oportunidad de ser recibidos en el Salón Oval a corto o mediano plazo.
Fuentes de la cancillería brasileña confirmaron que el presidente Hugo Chávez pidió a Lula que interceda ante su anfitrión norteamericano parasuperar las tensiones diplomáticas heredadas de la era de George W. Bush.
El boliviano Evo Morales también ha optado por la vía brasileña para deshacer entuertos con Washington, en base a una propuesta que contempla el regreso a La Paz, del embajador norteamericano y de los funcionarios de la Agencia Antinarcóticos (DEA) a quienes el propio Morales expulsó del país por su presunta participación en un complot para sacarle del poder.
De Raúl Castro, el líder brasileño no recibió ningún encargo, pero el canciller Celso Amorín ratificó que Lula pretende dar el empujón final para que EEUU levante las sanciones contra Cuba sin descartarse la posibilidad de que Barak Obama haga el anuncio en la próxima Cumbre de las Américas, prevista para el 17 de abril.
¿Por qué el nuevo líder norteamericano eligió a Lula y no a su vecino inmediato, Felipe Calderón para abrir el diálogo con Latinoamérica? El analista brasileño Marcio Fourcade, del Instituto Getulio Vargas sostiene que Obama aspira a que Brasil sustituya a Venezuela como proveedor de crudo, durante el período de transición de los hidrocarburos a los combustibles renovables.
Andrés Openheimer, columnista del 'Miami Herald', piensa que el despegue de la economía brasileña –una de las menos afectadas por la crisis mundial- por un lado, y del otro las diferencias que han surgido entre EEUU y México en torno al narcotráfico, el comercio bilateral y la inmigración, posicionan a Lula como al aliado natural de Barak Obamaen su gesta para conquistar la simpatía de los latinoamericanos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario