domingo, mayo 06, 2012





La economía y la presidencia, por Martin Feldstein

Por Prodavinci | 6 de Mayo, 2012
Faltan apenas seis meses para las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Si hemos de confiar en los precedentes de la historia, el resultado dependerá en gran medida del desempeño de la economía entre hoy y el 6 de noviembre, y en la percepción de los estadounidenses sobre su futuro económico con cada uno de los dos candidatos.
Por el momento, la economía estadounidense crece a paso lento y con un alto desempleo. La producción se elevó solamente un 1,5% el año pasado y el PIB real per cápita es menor hoy que antes del inicio de la crisis económica a finales de 2007. Aunque el crecimiento anual del PIB fue del 3% en el cuarto trimestre de 2011, más de la mitad de esa cifra es reflejo de la acumulación de inventarios. Las ventas finales a los hogares, empresas y compradores extranjeros aumentaron en solo un 1,1% anual, cifra incluso menor que a principios de año. Y la estimación preliminar de crecimiento del PIB anual en el primer trimestre de 2012 fue un decepcionante 2,2%, con un aumento de sólo un 1,6% en las ventas finales.
El mercado laboral ha sido igualmente decepcionante. La tasa de desempleo de marzo fue del 8,2%, casi tres puntos porcentuales por encima de lo que la mayoría de los economistas consideran un nivel deseable y sostenible a largo plazo. Aunque la tasa bajó con respecto al 9% de hace un año, cerca de la mitad del cambio refleja un aumento en el número de personas que han dejado de buscar trabajo, en lugar de un aumento en la creación de puestos de trabajo y la tasa de empleo.
De hecho, la tasa oficial de desempleo no considera plenamente la debilidad del mercado laboral. Se estima que un 6% de todos los empleados trabajan menos horas por semana de lo que quisieran, y aproximadamente el 2% de los empleados potenciales no se cuentan como desempleados porque no han buscado trabajo en las últimas semanas, a pesar de que les gustaría trabajar. La incorporación de estas personas a las clasificadas oficialmente como desempleados implica que cerca del 15% de la fuerza de trabajo potencial está trabajando menos de lo que desea.
El continuo aumento en las nóminas de empleo a comienzos de año contribuyó a una sensación general de confianza. Sin embargo, la tasa de aumento en las nóminas de empleo bajó en marzo a menos de la mitad de lo registrado en meses anteriores, y el número de trabajadores que solicitaron beneficios de desempleo saltó a un máximo de cuatro meses.
Incluso quienes trabajan están viendo cómo su renta se reduce. Los ingresos semanales promedio reales han caído en los últimos meses, y ahora son más bajos que hace 18 meses. También ha caído la medida más amplia de la renta personal real per cápita después de impuestos, volviendo a niveles vistos por última vez hace un año.
A pesar de la disminución de sus ingresos, los hogares aumentaron su gasto a principios de 2012 a un rápido ritmo, ya que redujeron su tasa de ahorro hasta apenas un 3,7%. Puesto que no es posible bajar mucho de este ya muy bajo nivel de ahorro, el gasto de los consumidores no podrá crecer de manera robusta. Los estudios recientes que indican una baja de la confianza del consumidor refuerzan la probabilidad de que el gasto se reduzca en los próximos meses.
Por otra parte, el mercado inmobiliario sigue en mala forma. El índice más fiable de precios inmobiliarios comparables ha seguido cayendo mes tras mes, y es hoy alrededor de un 7% menor que hace un año en términos reales, lo que implica una pérdida de $ 1 billón de riqueza de los hogares. En momentos en que cerca de un 25% de todos los propietarios con hipotecas deben más de lo que valen sus casas, la disminución de los precios de la vivienda refleja las altas tasas de impago y juicio hipotecario. La caída de los precios, junto con normas de crédito más estrictas, ha hecho que los potenciales compradores prefieran alquilar, causando con ello un descenso en las ventas de viviendas nuevas y usadas.
La debilidad de la economía de Estados Unidos no se limita al sector de los hogares. La producción industrial se ha mantenido sin cambios durante los últimos dos meses y la utilización de la capacidad industrial ha disminuido. Y las encuestas de compras mensuales realizadas por el Instituto para la Gestión de Suministros ahora indican un debilitamiento de la actividad también entre las empresas de servicios.
Mirando hacia el futuro, los fuertes vientos en contra implicarán que será difícil lograr un mejor rendimiento económico en el resto del año. Los altos precios de la energía están reduciendo el gasto real de los hogares en bienes y servicios no energéticos; la debilidad en Europa y Asia afectará las exportaciones de Estados Unidos; los gobiernos estatales y locales están reduciendo sus gastos; y la preocupación sobre la posibilidad de que aumenten los impuestos en 2013 afectará la inversión empresarial y los grandes gastos de los consumidores.
Así las cosas, la economía se perfila como una seria carga para el presidente Barack Obama, que probablemente responsabilice de la situación a las condiciones que heredó del presidente George W. Bush y a la mayoría republicana en la Cámara de Representantes. Sin embargo, es probable que el público lo culpe a él, y las encuestas indican que un número creciente de estadounidenses creen que Mitt Romney, el casi seguro candidato republicano, gestionaría la economía mejor que Obama.
Las encuestas están muy ajustadas y los votantes todavía no dan por cerradas sus decisiones. La economía podría crecer más bruscamente de lo esperado en los próximos meses. Si no, Obama tratará de desviar la atención de la economía en general, haciendo hincapié en su plan para aumentar los impuestos a las personas de altos ingresos. Y una variedad de otros temas, como la inmigración y el papel de la mujer, podrían influir en los votantes.
Sin embargo, el estado de la economía suele ser el factor más determinante en las elecciones nacionales estadounidenses. Y las actuales condiciones económicas de EE. UU. favorecen a Romney.

No hay comentarios.: