Por Carlos Blanco
Si usted tenía Bs 100 en enero de 2012 esa cantidad equivalía a más de 11 dólares del mercado paralelo. Si tenía Bs 100 en enero de 2013 equivalía a casi 6 dólares. Con los mismos 100 bolívares en enero de 2014 usted sólo alcanzaba a tener 1.51 dólares. Y hoy con esos cien bolívares usted sólo tiene 0.55 dólares, es decir medio dólar. En tres años, en términos de dólares paralelos, usted se ha empobrecido 20 veces.
Claro, no todo es así. Ha habido importaciones a dólar baratón y oficial, y alguna porción le toca por la vía de Mercal, “precios justos”, dólares para el viaje, las medicinas y algo de la comida; y si es empresario tal vez ha pasado por la alcabala de Cadivi, Cencoex, Sicad I o Sicad II, y el promedio para la economía no llega a los escandalosos Bs. 179 que veo en esta madrugada, sino a una cifra bastante menor. El caso es que la distancia entre un dólar a Bs. 6,30 inalcanzable para los mortales y uno a Bs. 179,08 alcanzable y de mortales efectos, mide la desolación del país.
Tan necesarios para importar casi todo, los dólares se han desleído y para conseguirlos, al menos parcialmente, se ha apelado al carísimo paralelo. Por su parte, el aparato productivo ha colapsado porque a los empresarios se les convirtió en el enemigo ideológico del bochinche rojo. No todos se han arruinado porque para que la máquina de la ruina funcione hay que lubricarla y en ese traqueteo algo le queda a los que facilitan las importaciones y su financiamiento. Pero del resto, leñazos por esa espalda.
El régimen sabe esto y no encuentra cómo hacer. La única oferta de Maduro es constituir un "Estado mayor de guerra económica", "que yo mismo voy a dirigir a partir de enero". Como si cuando Maduro ofrece dirigir algo eso provocara alguna tranquilidad y no el pánico habitual. Como si de verdad se requiriera un “Estado mayor” en vez de sensatez y talento, y como si existiera una “guerra económica” que no fuese la declarada por el régimen al país.
El caso es que hay un sector del gobierno que incluso ha pensado en llamar al destacado economista del Bank of America, Francisco Rodríguez, para que lo salve, designación a la que se opone el grupo que clama en “defensa de las visas” que ahora Washington niega. Dudo que el régimen apele a Wall Street para su salvación y dudo que Rodríguez, alejado del chavismo hace años, acepte.
Lo cierto es que si el régimen no cambia las políticas se asfixia en la catástrofe que provoca. Si las cambia, la marea socialista se lo traga. ¡Ay, Nicolás!
Twitter @carlosblancog
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