Está fuera de toda discusión que Venezuela tiene en la actualidad una de las tasas de inflación más altas del mundo, reconocido por las cifras oficiales (en alimentos y medicinas es aún mayor).
La pérdida de poder adquisitivo del ingreso, esa erosión constante de lo que uno gana, ciertamente genera a los ciudadanos de los estratos medios y bajos una gran angustia.
El modelo económico que actualmente se desarrolla en el país tiene serias limitaciones estructurales para crear nuevo empleo decente y productivo.
El reto del empleo en Venezuela es de gran magnitud pues a los desempleados oficiales tenemos que agregarle el desempleo encubierto más los nuevos entrantes al mercado de trabajo (cerca de 300.000 al año). La Misión Saber y Trabajo es un paliativo más, propio de un gobierno que se estrena que de uno que lleva 14 años en el poder que no tendrá mayor impacto en la generación de empleo decente.
Para crear empleo decente y productivo necesitamos una política que contemple -entre otros- los siguientes pilares:
1. Entorno político y regulatorio favorable a la inversión privada, con un marco estable y predecible para los inversionistas.
2. Fomento de sectores campeones de la economía venezolana donde tengamos ventajas comparativas (agorindustria, energía, turismo).
3. Política de formación laboral concertada entre el gobierno, los empresarios y las instituciones de educación técnica y superior.
4. Reforma laboral que facilite la contratación de nuevos trabjadores y no que la desincentive aún más.
5. Diáologo social por el empleo y la competividad.
6. Inversión pública en infraestructura en sentido amplio.
7. Modelo de desarrollo que rompa la adicción a las importaciones.
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