sábado, junio 07, 2008
El “factor mesías” en el fenómeno Obama
Por MARC BASSETS / LA VANGUARDIA
El “factor mesías” en el fenómeno Obama
El mensaje religioso ha sido clave en el éxito de la “campaña teológica” del candidato presidencial demócrata, que se ha inspirado tanto en la esperanzadora visión del reverendo Martin Luther King como en los valores estadounidenses.
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Hará mejores a sus compatriotas. Los unirá. Curará las divisiones, las heridas. Ha llegado para salvar al país. Estas ideas-fuerza forman parte de lo que la sociología electoral denomina “el factor mesías”.
Una de las claves del formidable ascenso de Barack Obama es su mensaje religioso. En la forma - la oratoria- y en el fondo - un mensaje con ecos proféticos-, Obama “ha hecho una campaña teológica”, como ha dicho el reverendo demócrata Jesse Jackson. “En algún momento, se quitó los brazos y le crecieron alas”, ilustra.
Nacido en 1961 en Hawai, hijo de un negro keniano con el que apenas convivió y de una blanca de Kansas, el demócrata Obama, gane o pierda las elecciones presidenciales del próximo noviembre contra el republicano John McCain, ha revolucionado la política norteamericana.
En poco más de una década, ha pasado de ser elegido para el Senado por el Estado de Illinois a aspirar a la Presidencia de la primera potencia mundial. Su biografía y su carisma - “la poesía”, han dicho sus detractores- han sido decisivos en el éxito ante una contrincante rocosa, y mucho más prosaica, como Hillary Clinton.
“Habla como un predicador negro”, decía en plena campaña una mujer blanca, sureña y simpatizante demócrata. Y, aunque rechaza el histrionismo, algo de eso hay. Su tono, cuando habla ante las masas, recuerda al de un predicador. La cadencia. El “crescendo”. Algunos gestos. La comunión con el público. El vocabulario (“esperanza” es una de sus palabras favoritas) y las alusiones bíblicas.
Él y sus “speechwriters” - el talentoso equipo de veinteañeros que le escribe los textos de sus discursos- han estudiado a fondo al reverendo Martin Luther King, asesinado hace 40 años.
Por su programa político, Obama es el más europeo de los candidatos a la Casa Blanca. Quiere marcharse de Irak y cree que el Estado debe regular la economía. Es simpático a los europeos porque, al contrario que el saliente mandatario republicano George W. Bush, es cosmopolita. Se crió en Indonesia, tiene hermanos en Kenia y en otros lugares del mundo, y de joven viajaba en plan mochilero por Europa.
Curiosamente, su contrincante, McCain, también ha visto mundo: nació en el canal de Panamá y durante más de cuatro años fue prisionero de guerra en Vietnam.
EL FILO DE LA ESPERANZA
Sí, a los europeos les gusta Obama (y esto es quizá un mal indicio respecto a las posibilidades del demócrata en algunas partes de Estados Unidos). Pero Obama es muy americano en otros aspectos. Lo es en la religión, en la manera que tiene de proclamarse abiertamente creyente -como Bush, se convirtió en edad adulta- y de colocar este hecho en el centro de su discurso. Y es abiertamente optimista. ¿Quién, en la descreída Europa, abrazaría a un político que habla de la “audacia de la esperanza” y vislumbra horizontes azules?
Barack Obama ha devuelto a muchos estadounidenses la confianza en el poder de la política para cambiar el mundo. Ese es tal vez el peligro: que, si llega a la Casa Blanca, decepcione a sus seguidores, sobre todo a los jóvenes, una de sus bases más sólidas.
Sus adversarios en el campo republicano lo acusan de querer rendirse a la red terrorista Al Qaeda y subrayan que, pese al mensaje de reconciliación, ha frecuentado en el pasado a izquierdista radicales, pro-palestinos y demagogos como el reverendo Jeremiah Wright, su mentor espiritual, el hombre que le convirtió y le casó, con el que ha reñido durante la campaña de las primarias.
Es probable que los estrategas republicanos escarben en su biografía. Entre otros motivos porque, como sucede con las figuras religiosas, la biografía, el relato, es central en el atractivo del personaje. Sus memorias, tituladas La audacia de la esperanza, son el relato de su búsqueda de identidad desde Hawai hasta las calles pobres del sur de Chicago, donde trabajó como organizador vecinal tras estudiar en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Son unas memorias noveladas. Él mismo confiesa en el prólogo que se ha tomado algunas libertades.
La campaña lo ha desgastado. Pero su candidatura ha entusiasmado a millones de estadounidenses en todos los rincones del país. No importa su inexperiencia ni que el programa se distinguiese poco del de su rival en la interna demócrata.
Como dice el lingüista George Lakoff, gurú de los progresistas y pensador de cabecera de José Luis Rodríguez Zapatero, en una campaña no importan tanto las propuestas concretas como conectar emocionalmente con el electorado. Obama, el primer candidato afroamericano a la Casa Blanca por un gran partido, lo ha logrado. Él es el mensaje.
Nota de Askain: menos mal que el "factor mesías" no tiene nada que ver con el "factor caudillo": porque el mesías es tolerante y busca el consenso y el caudillo es autócrata y desea perpetuarse en el poder.
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