Arriba existe un link mediante cual podemos conocer el pensamiento de la escritora francesa Viviane Forrester, que desde 1996 ha tenido un éxito editorial evidente.
Este pensamiento ultraizquierdista se puede analizar a la luz de los problemas de la globalización. Para esta escritora existe una peligrosa asimetría entre el impacto tecnológico, el desempleo, la desregularización del trabajo e incluso el ocio.
La clase alta, conectada en lo esencial con la propiedad del capital.La clase media asociada al desarrollo tecnológico y a la sociedad del conocimiento y en el otro extremo de la escala social, dice Forrester, el impacto de la tecnología ha generado desempleo, ha desvalorizado el salario y ha producido pobreza, incluso en USA con un 19% de pobres y en Europa con un 13%.
Frente a este problem que confronta el capitalismo actual, dos soluciones radicales comienzan a conformarse: a) tratar de sustituir la economía de mercado por un tipo distinto de sociedad. Alternativa privilegiada por el neocomunismo (Como en la Venezuela actual: el Socialismo del Siglo XXI) y b) la posibilidad de que la empresa privada junto con el Estado y los Organismos Internacionales, asuman la responsabilidad social de enfrentar el desempleo y la pobreza.
Seguramente si leemos el pensamiento de otro intelectual francés, el filósofo y epistemólogo Edgar Morin, uno podría estar tentado a considerar que la utopía del neocomunismo es ilusa, pues se quiere reemplazar la rentabilidad económica por una rentabilidad social depositada en la sociedad civil y no en el Estado, una sustitución compleja que aún no ha sido definida después de la caída del Muro de Berlín.
La señora Forrester que no es economista y de esa ciencia sabe muy poco, se atreve a sugerir sustituir el valor de cambio por el valor de uso, siguiendo al viejo Mark.
Pero el verdadero argumento o ariete se centra en lo que la sociedad capitalista hace o deja de hacer o lo que es capaz de hacer. Una restructuración todavía lenta, pero que tendrá que basarse en la libertad y en la ética como elementos esenciales. El auge creciente de la acción humana conciente o deliberada para influir activamente sobre las realidades económicas y sociales, en palabras del economista venezolano Emeterio Gómez,es la clave del asunto.
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