Es inútil que Maduro intente ponerle un barniz seudo-jurídico a su golpe de Estado (sin militares, por ahora) puesto en marcha a través de sus títeres del tsj (con minúsculas y nada supremo), quienes decidieron desconocer la voluntad del pueblo soberano expresada el 6-D.
La sala constitucional “blindó” las decisiones ilegales tomadas por la AN saliente al avalar la designación fuera de tiempo de 13 magistrados, a pesar de la multitud de vicios de inconstitucionalidad de dicho proceso.
Por si fuera poco, la también chavista sala electoral aceptó la impugnación de 22 diputados opositores a través de “un recurso contencioso electoral con medida cautelar” introducido por el PSUV, es decir, por Maduro, para inhabilitar e impedir la juramentación de esos 22 de los 112 diputados obtenidos por la MUD.
Nicolás pretende “resolver” con un golpe lo que no pudo lograr democráticamente el 6-D. De esquilmar inconstitucionalmente esos 22 diputados, la MUD quedaría con solo 90, lo que aniquilaría la potestad otorgada por el pueblo de revocar las decisiones inconstitucionales de la legislatura saliente, tales como la designación de magistrados del tsj, rectores del CNE y miembros del Poder Ciudadano, como tampoco aprobar votos de censura al vicepresidente y a los ministros.
Es decir, la nueva AN quedaría como un jarrón chino. No hace falta ser avezado jurista para suponer que el tsj, nombrado en segundo grado por la AN, no puede estar políticamente por encima de la nueva AN elegida con mayoría calificada por el voto directo y secreto del pueblo soberano.
La Constitución vigente es muy clara al respecto: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo”, representado en los diputados elegidos el 6-D. En esa Constitución y en esa nueva AN residen tanto el poder constituyente como el poder constitucional. Lo demás es golpismo, por muchos adornos leguleyos que pretendan ponerle los metastásicos poderes de Maduro.
Estos arrebatones contra la soberanía popular no sólo han sido protestados por la oposición, sino que han surgido muchas voces disidentes dentro del chavismo.
El viraje golpista de Maduro al desconocer los resultados electorales y acusar a la MUD de “fraude y trampa electoral”, luego de haber aceptado su derrota, ha desconcertado a destacadas figuras del oficialismo partidarias de pasar la página, hacer un análisis objetivo de la responsabilidad oficial en esa derrota e iniciar con urgencia un cambio de las políticas que condujeron a la enorme crisis social y económica, expresada en escasez extrema de alimentos y fármacos (de país en guerra), inflación más alta del mundo (FMI y BM) e inseguridad que en 2015 sobrepasará las 30.000 muertes violentas, según organismos especializados.
El historiador y simpatizante del oficialismo Vladimir Acosta, figura frecuente en VTV, sostiene que “el chavismo debe reconocer que perdió la AN por paliza”, a la par que apuntó sus críticas a los medios de comunicación oficiales y a la “regaladera que no resultó en nada”.
Otra destacada docente y simpatizante del chavismo, Maryclen Stelling, afirma que “es peligroso decir que hubo fraude después de que el presidente reconoció al CNE” y recomienda al chavismo “desnudar” lo que pasó el 6-D: “Vivimos con una población que votó nulo o en contra y no hablo del voto traición”.
Hasta Schemel, encuestador oficial de régimen, señaló que “el principal adversario del chavismo fue el propio gobierno”.
Es grotesco entonces que Maduro, para justificar su derrota, denuncie un “fraude opositor”, dado que al menos 5 veces, del 1° al 7 de este mes, expresó su total confianza en el CNE.
Los días previos al 6-D leíamos que Transparencia Internacional denunciaba 401 abusos electorales oficiales, de los cuales 23 correspondían a la Gobernación de Aragua y 18 a Miraflores. No hubo encuesta alguna (incluidas las del gobierno) que no arrojasen una intención de voto a favor de la MUD que más que duplicaba a la del oficialismo.
Destacados juristas y personalidades políticas del mundo califican también de “golpe de Estado” el viraje oficial y citan como pruebas de ese golpe: 1) ignorar a la AN elegida por el pueblo y sustituirla por un inventado “parlamento comunal”; 2) el nombramiento inconstitucional y “fuera de plazo” de 12 magistrados chavistas del tsj, “legitimado” por la muy politizada sala constitucional, y 3) la aceptación de la sala electoral de la solicitud de impugnación hecha por el gobierno de 22 diputados opositores que, de prosperar, la MUD se quedaría con 90 diputados de manos atadas, que no podrían revocar las inconstitucionales designaciones y aberrantes leyes aprobadas con anterioridad.
Tan entregada al oficialismo está la sala electoral que en su web se indica “que tuvo despacho hasta el 10 de diciembre”, sin embargo, abrió sus puertas el 22 para recibir la impugnación contra 22 diputados opositores, cumpliendo así la orden del gobierno.
Los chavistas críticos apuntan hacia las erradas políticas de Maduro y su dirigencia, a la falta de democracia.
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