viernes, septiembre 30, 2011

UN CHISTE CORTO



Murió un eminente cardiólogo y sus amigos y familiares decidieron hacerle un grandioso funeral.




En medio de la Iglesia, y detrás del ataúd, estaba un gigantesco corazón cubierto de flores.

Terminado el servicio fúnebre y leído el responso, el corazón se abrió en dos y el ataúd se deslizó suavemente adentro, mientras se escuchaba el Requiem de Hayden.

Una vez adentro, las puertas se cerraron y el ataúd desapareció de la vista de los presentes, encerrado para toda la eternidad en el hermoso corazón.

Entonces oyó la risa de uno de los amigos del difunto. Todos los presentes se dieron vuelta para mirarlo y el señor se disculpó diciendo:

«¡Perdonen! lo siento mucho, estaba pensando en mi funeral, ¡yo soy ginecólogo!»

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