viernes, marzo 26, 2010

Capitalismo: Una Historia Verdadera


Capitalismo: Una Historia Verdadera

¿Cómo se crea la riqueza? parece una pregunta extraña para los lectores de este blog, pero la cuestión no es puramente académica a raíz de la crisis del crédito a nivel mundial y la consiguiente recesión global.Ello tiene unas profundas implicaciones políticas que afectan a nuestro futuro económico.

Es evidente que una parte considerable de los activos creados en USA y en los últimos años resultaron ser "exóticos", dando como resultado una burbuja relacionada con la vivienda considerada  insostenible y efímera, así como la implantación de instrumentos financieros en última instancia tóxicos.

Una cosa es, para la gente y las instituciones,  comprar acciones y  papeles sabiendo que se puede ganar o perder, pero otra cosa muy diferente es cuando el proceso estaba minando al sistema financiero mundial y perjudicando la vida de cientos de millones de otras personas.

La idea de que la creación de riqueza es deseable para disfrutar de un mejor nivel de vida, también es moralmente sospechosa cuando esa riqueza gana terreno en forma no deseada. En consecuencia, la base fundamental del crecimiento económico se convierte así en el hecho más vulnerables para los políticos populistas y los gobiernos con mentalidad expansionista.

Incluso las personas que normalmente son hostiles y rechazan el libre mercado en la actual circunstancia, lo hacen con toda razón, tienen sospechas de que el capitalismo se basa fundamentalmente en la codicia y en acciones inmorales, lo cual permite que los ricos se hagan más ricos a expensas de los pobres, y que los mercados libres sean lugares donde los operadores con más poder sean los más despiadados para, injustamente, aplastar a los competidores más pequeños y donde el costo de los productos y servicios vitales, como la atención de la salud y el suministro de energía, se coloque mucho más allá del alcance de quienes los necesitan, y que las materias primas del capitalismo desenfrenado genere corrupción al estilo de  Bernie Madoff y de Enron y aliente la aparición de obscenos bonos,  y un exceso de pagos injustificados como caídos del cielo. No obstante, el capitalismo también se responsabilizó, con renovado vigor, por tratar de solucionar una serie de males sociales, incluso los asuntos relacionados con la contaminación del aire y los temas ambientales, que todavía es una materia pendiente.

Mucho antes de la crisis económica se habían intensificado los reclamos contra la "codicia" y el "libre mercado" por parte de los medios de comunicación y los políticos,  e incluso muchas personas incluyendo un número asombroso de empresarios que no tenían una idea clara de lo que constituye  en verdad un "libre” "mercado. Esta es la razón por la que han  culpado al capitalismo de los desastres económicos, como el reciente desplome de las hipotecas inmobiliarias y el costo astronómico del seguro de salud, cuando en realidad esos desastres han sido causados por el gobierno  el cual no permitía que funcionaran los mercados.

Vamos a poner las cosas en claro: lejos de haber fracasado, el capitalismo democrático es la historia de mayor éxito en el mundo. Ningún otro sistema económico y político ha mejorado la vida de tantas personas. La reciente turbulencia de ninguna manera oscurece la explosión de prosperidad que ha producido el capitalismo desde la década de 1980, cuando el presidente Ronald Reagan promulgó, a favor de las medidas de mercado, las bajas tasas de impuestos y la regulación menos estricta de este asunto, lo cual desencadenó las inversiones de capital y la creación de empleo, dando como resultado una economía emergente con muchas innovaciones, desde los ordenadores personales y los teléfonos móviles e incluso el nacimiento de Internet. Esto ha favorecido no a "los ricos" sino también a la mayoría de la gente en todos los niveles de ingresos, que hoy utilizan las ventajas de la tecnología.

El éxito de los EE.UU. no ha pasado desapercibido. Las reformas económicas de libre mercado - en especial desde la caída del Muro de Berlín - han traído un aumento sin precedentes de la riqueza en la India, China, Brasil y las naciones de Europa central y oriental, así como en algunos países de  América Latina y el África.

El capitalismo ha ayudado a iniciar una era de riqueza y crecimiento económico que se ha traducido igualmente en programas de ayuda económica al extranjero. Así pues, la recesión actual debe ser visto históricamente como una interrupción de ese proceso y no como un fin de la economía de libre mercado y de la expansión extraordinaria del capitalismo.

¿Qué es lo que se ha perdido con la crisis y la inestabilidad política?, se ha perdido la confianza que es la base del capitalismo.

Las transacciones en los mercados libres se hacen para lograr el mayor beneficio posible, beneficios que deben ser de mutua ventaja. Para citar el ejemplo clásico de Adam Smith, el panadero o el carnicero que vende alimentos a cambio de nuestro dinero, produce una relación que se basa en un interés tanto para el que vende como para el que compra. Sin embargo, para que una transacción se producen con ética, cada parte debe beneficiarse sustancialmente.

¿Cómo ocurre esto? Ese es el milagro del libre mercado - que sólo allí puede suceder . Los mercados libres son espontáneas. Ningún planificador central o ningún burócrata se requiere para determinar las necesidades de los demás - o la forma en que deben cumplirse el proceso. Un ejemplo clásico de cómo la mano invisible moviliza a las personas y los recursos se encuentra en la historia de la fabricación de un lápiz, escrito por Leonard Lee  con el título : "Yo, el lápiz", escrito que a menudo ha sido citado por el fallecido Milton Friedman y otros economistas. Este ensayo debe ser una parte del currículo de la lectura general de cada escuela.

El lápiz narra su propia historia de cómo llegó a ser un objeto útil. Comenzó a partir de un árbol - "un cedro de buena fibra que crece al norte de California y Oregón." El lápiz entonces pasa a describir la multitud de personas y procesos involucrados en su producción – desde el corte de la madera y su transporte, hasta  el  abastecimiento de la energía eléctrica y la actividad minera para la extracción de grafito,  e incluso el uso y procesamiento del aceite de la semilla de colza de las Indias Orientales Neerlandesas, que se utiliza para la elaboración de la goma de borrar del lápiz.

En realidad, en esa historia de la creación de un lápiz millones de seres humanos han tenido  que poner su grano de arena en su creación, y a lo mejor ninguno de ellos ni siquiera sabe lo que han hecho los otros personajes e instituciones. El Lápiz cuenta que: “cada uno ha logrado que yo puede estar en las manos de un niño de primer grado". De hecho, hay algunos de esa vasta multitud  de contribuyentes, que nunca han visto la elaboración de un lápiz ni tampoco saben cómo fue que llegó a sus manos. La motivación de esos seres es muy diferente a la del lápiz. Tal vez sea algo como esto: cada uno de estos millones de seres ve que ellos pueden intercambiar su pequeña “know-how” de bienes y servicios que se necesita para que el lápiz aparezca.

Hay un hecho aún más sorprendente: la ausencia de un autor intelectual, de  alguien que quiera dictar a otros la fuerza  de su orientación de estas incontables acciones que permiten la propia existencia del lápiz. En realidad, no queda ningún  rastro de esas personas, pero en cambio, encontramos la mano invisible en ese arduo trabajo que comienza en el bosque y termina en un objeto útil para una escuela o para los escritores.

Así es como la riqueza se produce en la sociedad: un sinnúmero de personas tratan de satisfacer sus propias necesidades para satisfacer las necesidades y deseos de los demás. Ese hecho es la base moral del capitalismo. Es la antítesis de la codicia.

Con la formación de redes de cooperación, los individuos crean empresas que los innovadores producen y no sólo se producen lápices, sino invenciones que van desde computadoras portátiles hasta  lavadoras, autos y muchos bienes y servicios. 

En el proceso de valerse por sí mismos, la gente que genera el capital e innovaciones y que genera crecimiento económico, está contribuyendo con la mejora de los niveles de vida y con el avance de la sociedad.  Cuando hay una necesidad, los empresarios - que aparecen a veces de la nada - intervendrán para llenar esas necesidades.

Como uno de los millones de ejemplos, veamos lo que sucedió en la década del año de 1980, después de los recortes de presupuesto que obligó a la Guardia Costera de EE.UU. a reducir algunos de sus servicios.

El Servicio de Guardacostas ya no podía prestar asistencia a los marinos para la navegación recreativa. Casi de inmediato, algunos pequeños empresarios tomaron el relevo. En Southold, NY, el capitán Joseph J. Frohnhoefer Jr. fundó lo que él llamó “Sea Tow International Services Inc”., una organización parecida a la AAA para autos, pero en este caso para los navegantes. 

El pequeño negocio de Frohnhoefer creció a partir de un solo buque hasta lograr una red de franquicias prósperas con 108 localizaciones a través de los EE.UU., Australia, Europa y el Caribe.

Antes de Frohnhoefer el gobierno había pensado que era "necesario" garantizar la seguridad de los navegante de recreo. Pero Frohnhoefer llenó esta necesidad mucho mejor que el gobierno. La red Sea Tow fue solicitada para ayudar a la Guardia Costera de EE.UU en la búsqueda de embarcaciones perdidas, accidentes de cabotaje y emergencias graves – como cuando ayudó en la recuperación de las víctimas en el accidente del vuelo 800 de TWA y el 9 / 11. Pero el negocio es más que una versión privada de la Guardia Costera y  ahora ofrece una variedad de otros servicios, tales como la financiación de barcos y de servicios de seguros.

Incluso los que odian al capitalismo son servidos por esa iniciativa – por ejemplo Michael Moore, que se ha gastado millones de dólares para hacer su película anticapitalista, que llamó: “Capitalism: A Love Story”.

El ex embajador de EE.UU., el teólogo y escritor Michael Novak señaló: "La economía capitalista no se caracteriza, como pensaba Marx, por poseer la propiedad privada de los medios de producción, producir los cambio de los mercados y los beneficios consiguientes. Todos estos elementos estaban presentes en la edad pre-capitalista aristocrática. Por el contrario, el distintivo, o la diferencia de la definición de la economía capitalista es la empresa: el hábito de emplear el ingenio humano para inventar nuevos productos y servicios, y para descubrir nuevas y mejores maneras de llevar esos servicios al público de la manera más amplia posible ".

Habrá, por supuesto, delincuentes y  individuos codiciosos en una economía de libre mercado, así como hay en todos los ámbitos de la vida y en todo momento. Ahí es donde el gobierno debe actuar  para cuidar el libre mercado y para hacer cumplir los contratos, proteger los derechos de propiedad y mantener el orden, como lo hace en el resto de la sociedad.

Ahora, todo esto parece evidente para muchos de ustedes. Pero no nos equivoquemos, estos fundamentos no son entendidas por muchas personas, e incluso no es entendido por la mayoría de políticos y economistas. Es por eso que hay una profunda creencia errónea de que el propio gobierno puede crear riqueza. 

El gobierno no puede crear riqueza. Lo que hace es apropiarse de la riquezas que producen otros individuos para redistribuir esa riqueza, pero no pueden crearla como lo sabe hacer el sector privado.

La grave crisis crediticia golpeó hace un año a la muy dañada  reputación del capitalismo empresarial, a pesar de las acciones del gobierno que provocaron la catástrofe. Wall Street, a pesar de su comportamiento atroz, no causó este problema pues fue la OPEP la que  provocó la gran inflación de la década de 1970.

Cada vez que el gobierno imprime demasiado dinero, lo malo y lo feo seguramente va a pasar. Los hechos pueden cambiar, pero el resultado es siempre funesto.

La burbuja de la vivienda nunca podría haber crecido hasta el tamaño que tuvo, si la Reserva Federal no hubiese impreso tanto dinero y no hubiese diseñado tipos de interés artificialmente bajos durante tanto tiempo. Para agravar este delito de Fannie Mae (FNM - news - people) y Freddie Mac (FRE - news - people), así denominados, el  gobierno fue un patrocinador de empresas que a finales del 2007 compraron unos $ 1,6 billones en papel de baja calidad. Estas dos empresas alcanzaron entonces un tamaño monstruoso y maligno con su influencia, que pudieron distorsionar  al entorno financiero , porque tenían la garantía implícita del Tío Sam y estaban exentos de los requisitos básicos e  informes requeridos por SEC.

Implantar las normas de contabilidad de mercado, que el gobierno impuso en 2007, obligó a los bancos y las compañías de seguros a amortizar el valor de su capital como si fuese un intercambio de operaciones. 

Anteriormente, el capital se evaluaba a su valor en libros para fines de su  regulación;  es decir, al precio de los activos que se habían comprado. Así, la mayoría de los cientos de miles de millones de dólares de las pérdidas de estas entidades financieras no fueron reportadas como pérdidas de dinero en efectivo, sino como pérdidas artificiales en libros. No es coincidencia que cuando la contabilidad de mercado fue modificada durante esa primavera, los mercados de valores, dirigidos por las empresas financieras, se dispararon como cohetes desde sus valores mínimos.

La eliminación impuesta por la SEC, en el 2007, que decía que una acción no podía ser reducida de valor a menos que haya subido de precio, así como la falta de aplicación de la norma que prohibía esas ventas  ( por lo que un inversor debía pedir prestado de los accionistas antes de que quedarse corto), produjo un aumento de la presión sobre los bancos y las acciones asediada  de las compañía de seguros.

Por lo tanto, lo que comenzó en agosto del 2007 no fue el fracaso de los mercados libres, sino el resultado de las acciones de un mal gobierno: La avaricia y la imprudencia siempre corren desenfrenados durante una burbuja. De hecho, los dos mayores desastres económicos del siglo 20 - la Gran Depresión de la década de 1930 y la gran inflación de la década de 1970 - fueron el resultado de los errores catastróficos del gobierno, no un fallo repentino del capitalismo de libre mercado.

La depresión fue provocada por la ley Smoot-Hawley Tariff Act de 1929 al 30, que impuso impuestos sobre cientos de enormes importaciones, y detonó una guerra comercial mundial que impactó al comercio y a los flujos de capitales. El presidente Herbert Hoover profundizó esa recesión económica, con los enormes aumentos de impuestos. Las políticas de Franklin Roosevelt, con aumentos de impuestos aún más elevados también obstaculizó  gravemente la recuperación de la economía.

La gran inflación de la década de 1970 fue causada por episodios repetidos de impresión excesiva de dinero por parte de la Reserva Federal y de otros bancos centrales, en la creencia errónea de que el gobierno podría erradicar los altibajos de la actividad económica.

Los apologistas de las acciones gubernamentales enfatizan el punto, por ejemplo, que en el siglo 19 los ferrocarriles de los EE.UU. recibieron enormes subsidios del gobierno federal en forma de donaciones y préstamos federales. ¿Es eso una prueba de que el gobierno es un catalizador necesario para el progreso económico? No, no lo es.

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