(04/12/2015) Ya poco hay que agregar, ya todo está dicho. Ahora lo que nos queda es mantener en alto el espíritu democrático y el día domingo, desde muy temprano, ir a votar. A partir de ese momento, la ciudadanía, una vez que hay ejercido el sagrado derecho del voto, esperará los resultados, y, según han sugerido los dirigentes políticos, es bueno que usted vaya al centro donde votó para presenciar los escrutinios y, sobre todo, para defender su voto. Al final de esa importante jornada, todos los ojos del país, de la América Latina y del mundo van a estar centrados en una mujer, Tibisay Lucena.
Leo su curriculum: Es oriunda del Estado Lara. Nació el 26 de abril de 1959, en Barquisimeto. Es socióloga, graduada en la Universidad Central de Venezuela. No sabía -y esto habla muy bien de ella- que tiene un Master y un PHD en The Graduate Faculty of the New School for Social Research, en Nueva York; una universidad importante y prestigiosa.
Otro detalle que habla bien de la señora Lucena es su condición de músico. Ella es cellista. Y los músicos -¡y miren que los conozco bien!- están caracterizados por una sensibilidad especial. Son personas que pueden ver más allá, sentir más allá porque gozan del privilegio de la más excelsa de todas las artes, la que produce la felicidad inmediata.
Así que la señora Lucena tiene una alta calificación académica, y seguramente es una persona de una sensibilidad especial.
Tibisay ya tiene un lugar en la historia contemporánea del país. Pero hay que estar claros en que no se trata de un lugar luminoso, tampoco es un lugar cómodo. A ella se le atribuyen todos los inconvenientes, faltas, fallas, errores y omisiones por parte del Consejo Nacional Electoral en los cuestionados procesos electorales de los últimos años.
Pero el próximo domingo será un nuevo día. Y ese día, señora Lucena, usted puede pasar a la historia de Venezuela en un lugar no tan oscuro ni cuestionado, sino en uno grande, despejado y luminoso. La historia suele ser así, no importa cuántos errores se hayan cometido, una buena acción importante y trascendental limpiará su nombre y el de su descendencia por años y años por venir.
Todos tenemos derecho a una epifanía y este domingo 6 de diciembre puede ser la suya, señora Lucena. Piense en su cello, en la música hermosa que usted ha podido producir con ese instrumento. Piense en todo lo que ha estudiado. Piense en lo que es realmente trascedente e importante. Deje de lado las pequeñeces partidistas. Ojalá usted pueda tener momentos a solas con su conciencia. No le abra la puerta a los que, a ciertas horas de la noche, le lleguen para atormentarla, para ordenarle tienes que decir esto, tienes que decir lo otro. Usted es una señora culta y estudiada, Tibisay, que tiene derecho a un lugar digno e importante en nuestra historia.
Sea usted misma este domingo 6 de diciembre.
Se lo confieso, aunque usted no lo crea, yo voy a confiar en usted este domingo.
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