lunes, febrero 03, 2014

La niña a Mariano Rajoy: le cuenta, cuál es su situación actual



http://youtu.be/xdFDPxsxl9YVídeo del cuento de la niña de Rajoy
Querido Mariano, soy la niña. Bueno, en realidad, ya he crecido pero usted no se ha dado cuenta porque, después de aquella campaña electoral de 2008, ya nunca más supe de usted, a no ser por las pantallas de plasma a la que es tan aficionado. Verá, es que quería contarle que las cosas no sucedieron como me prometió, nada más que para que lo sepa. Resulta que usted, Mariano, dijo que iba a esforzarse, principalmente, para que las familias estuvieran atendidas y que esa niña, o sea yo, tuviera una vivienda digna y unos padres con trabajo. Pero es que, la cosa no anda muy bien, Mariano, porque resulta que mi padre, con esto de la crisis, se ha quedado sin su empleo de toda la vida y ahora, pasados los cincuenta, no tiene donde caerse muerto. Reestructuración de la empresa, lo llamaron. Total, que no levanta cabeza: se levanta cada mañana como por obligación y ha dejado de enviar currículos, por aquello de no gastar más en sellos. Menos mal que, día sí día no, hay partido en la tele y eso, quiera que no, lo mantiene como anestesiado, sin pensar demasiado en el marrón que tenemos encima, usted ya sabe.
Mi madre, entonces, quiso tirar de unos ahorrillos que guardaban en el banco pero, al llegar a ventanilla, le comunicaron que se lo habían pasado a preferentes y que, ahora, fuera a reclamarle el dinero al maestro armero, que lo hecho hecho está y no hay vuelta de hoja. Claro, ella se puso hecha una furia, imagínese, a gritarles “ladrones” y cosas por el estilo, más que nada por desahogarse un poco, pero le han advertido que ahora a eso se le llama“escrache” y que puede ser detenida por la policía si sigue erre que erre con los insultos. Total, que ha llegado a casa hecha un mar de lágrimas y le ha soltado a papá que ya no podemos pagar la hipoteca, que en un par de meses nos echarán a la calle con una mano delante y otra detrás. Entonces, él le ha soltado que tiremos de la pensión del abuelo, que para eso lo quitamos del centro geriátrico de día, pero mamá le ha contestado que con lo que cobra el tete es con lo que pagamos el recibo de la luz y también sus medicamentos. Y ahí se acabó el tema.
Mariano, usted también dijo, si no recuerdo mal, que haría lo imposible porque esa niña, o sea yo, tuviera una educación que fuera tan buena como la mejor y, claro, a mí eso me ha dado que pensar porque en el instituto público donde yo estudio la verdad, calidad, calidad, no hay. Por haber, no hay ni tizas y, en breve, tendremos que sentarnos de dos en dos en una silla porque las clases empiezan a parecerse al camarote de los hermanos Marx, pero sin gracia. Además, los profes andan como tristes, impartiendo asignaturas que no son las suyas, y así no hay quien hinque el codo, la verdad. Mi ilusión ahora era ir a la universidad para conseguir ese título profesional que se cotize en todo el mundo, como usted, Mariano, me prometió, pero creo que el asunto de las becas también está complicado, así que me haré un cursillo de esteticista para currar, con un poco de suerte, en la peluquería de mi barrio.
Total, que usted también dijo que con su buen hacer político lograría que me sintiera orgullosa de ser española y que aprendería a respetar a todos los que respetan la ley. Ahí no le doy la razón ¿ve? Respecto a lo primero, también he pensado en salir de aquí por piernas y emigrar a Alemania, como ya está haciendo tanta gente joven; y en cuanto a lo segundo, bueno, ahí me voy a callar, pero no por respeto a su persona, sino por respeto a mis padres que serán humildes pero, al menos, me han enseñado a no perder eso que usted, y todos los que son como usted, parecen desconocer: la dignidad.
Y sin otro particular, reciba un cordial saludo.

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