Un mundo sin EuropaPor Moisés NaímPublicado: 07 de diciembre 2010
La creciente irrelevancia internacional que ha relacionado con Europa se ha vuelto tan común y casi burlándose de las locuras en Bruselas.
De hecho, el consenso es que dentro de pocas décadas, el peso de las economías europeas en el mundo está obligado a caer en picada a menos a la mitad de lo que es hoy.
Por otra parte, en los últimos años, se ha convertido cada vez más difícil encontrar una decisión tomada por la Unión Europea que es digna de aplauso pues el proyecto europeo de hoy en día se siente más como un programa de empleo para la clase media profesional del continente que un ideal que despierta la esperanza y la energía a la gente.
La incapacidad para responder con eficacia a la crisis económica es sólo un síntoma de problemas más profundos. ¿Por qué Europa sufrió las consecuencias más doloroso y prolongado de la crisis financiera global?
Ahora, la crisis en Irlanda y su posible propagación a otras economías débiles europeas ha creado un elevado pesimismo. "Mi mejor conjetura actual", escribe Gideon Rachman en el Financial Times, es que "la moneda única será sin duda un fenómeno que se acabará por romper y que el verdugo del euro será Alemania" . Su cálculo es que las sucesivas crisis financieras y los rescates financieros respectivos de escapan de la paciencia de Alemania, escribe, y a continuación señala que : podría sentirse liberado de su obligación histórica de "construir Europa".
El colapso del sistema monetario europeo podría ser un golpe insuperable para la unidad europea. Que esto sería malo para Europa es evidente.
Menos evidente es que un mundo sin una influyente Europa integrada es un mundo peor para todos. Europa irradia valores y normas que son tan necesarios como lo son raros en el mundo de hoy pero el declive económico y político del viejo continente hará que disminuya su influencia positiva sobre los demás.
Sabemos del rechazo actual de Europa en relación a la guerra, y su legado de sus dos terribles conflictos en el siglo 20. Y también sabemos cómo el desprecio pacifismo europeo se trata de aquello que confunde la aversión a la guerra con la debilidad o para el mal.Pero un mundo con un continente que prefiere a cometer errores, tratando de evitar la guerra es mejor que un mundo donde las superpotencias de gatillo fácil no les importa ser errónea cuando se deciden a emprender "guerras preventivas".
Si un gobierno en Asia, África o América Latina empieza a violar los derechos humanos, "desaparición" de opositores políticos y periodistas que encarcelar, que quiere con una voz fuerte en la comunidad internacional? El Partido Comunista Chino? La Rusia de Putin? O en Europa?
Mientras que para la última década Estados Unidos ha tolerado pasivamente una redistribución masiva de riqueza de los pobres a su alcance para sus ciudadanos más ricos y mientras que Rusia y China celebrar una nueva oligarquía que acumula riquezas inimaginables, Europa todavía tiene una gran aversión a la desigualdad.
¿Qué prefieres: un mundo en el que un 5 por ciento de la población acumula el 95 por ciento de la riqueza y el resto siguen siendo pobres y excluidos, o un mundo dominado por una clase media amplia, creciente y poderoso políticamente? Europa aún se esfuerza por lograr este segundo escenario.
El sistema de bienestar europeo es excesivamente generosa para sus países y muchos ya no pueden permitírselo. Sin embargo, un modelo en el que millones de personas carecen de atención médica o están condenados a la pobreza unos meses después de perder un trabajo o cuando sea viejo y enfermo puede ser igualmente insostenible en el largo plazo.
La ayuda europea al desarrollo de los países más pobres es a menudo ineficiente, pero el compromiso de Europa con las causas humanitarias a nivel internacional tiene pocos iguales. Mientras que el extremismo religioso está prosperando y que divide las naciones y las sociedades en todas partes, el compromiso de Europa con el laicismo y la tolerancia de todas las religiones sigue profundamente arraigada en lo que solía ser la tierra más rica de cría de las guerras religiosas.
La globalización se está expandiendo rápidamente y los problemas exige respuestas coordinadas de varios países que trabajan juntos.
El experimento europeo de gobierno colectivo es el más ambicioso jamás intentado.Su fracaso llevaría a muchos a descartar la idea y de abstengan de intentar algo similar durante algún tiempo. La pérdida de este valioso experimento en buscar maneras de coordinar las diferentes naciones es un lujo que no podemos permitirnos en un momento en que los desafíos globales requieren demasiados acción multilateral decisiva e inmediata.
No sé si el ambicioso proyecto de integración europea sobrevivirá a los enormes obstáculos que enfrenta actualmente. Pero sí sé que si no sobrevive todo el mundo pagará las consecuencias.
Moisés Naím (Venezolano), asociado senior de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, se desempeñó como Ministro en Venezuela en el campo del comercio y la industria en la década de 1990.
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