jueves, abril 29, 2010

Un candidato para Colombia: ANTANAS MOCKUS


En el aire colombiano se respiran vientos de cambio. La Ola Verde recorre las ciudades y campos. Huele a clorofila y florece como los llanos en primavera. Aires verdes, aires oxigenados. Aurelijus Rutenis Antanas Mockus Sivickassin sin duda es la gran sorpresa electoral. Va subiendo como la espuma. Con su propuesta de “adecentar la política” está dando de qué hablar en el mundo entero. En un país donde es cotidiano el miedo causado por la violencia, se alza una esperanza verde. Si yo fuese colombiano no tendría ningún temor en elegir por alguien que propone la ética y el respeto a la ley como su bastión de acción. Los colombianos tienen la inmensa oportunidad de reorientar su camino a la paz. Mockus simboliza para muchos los valores éticos y democráticos  que se han ido torciendo en la la sociedad colombiana.
Es increíble que valores como la transparencia, el apego a la legalidad y honestidad, se cristalizan en temas de campaña y retornan un significado para los colombianos.  Mockus emerge en el preciso momento en que Colombia lo necesita: cuando el presidente Uribe ya ha cumplido un ciclo, con un éxito en seguridad democrática que no puede desecharse. Pero también en el que el largo ejercicio del poder y el egoísmo terco de reelegirlo lo condujo al desgaste.Este filósofo, de ascendencia lituana, armado de lápices, no sólo representa un decálogo de atributos morales que están casi extintos en estos tiempos, también revive a un país cansado de la guerrilla y el paramilitarismo, de los ambiciosos políticos corruptos, de las mafias judiciales y de los excesos uribistas cometidos en casi una década en nombre de la seguridad democrática.
Mockus, el loco. Cada vez que hablo en la calle con gente a favor de Juan Santos y  me tratan de explicar que Mockus no puede llegar a la presidencia, mi inclinación a favor de la “ola verde” se acrecienta.”Mockus es un idealista y está medio loco”, me dijo un amigo en una fiesta.”A mí no me gusta Mockus porque será complaciente con Chávez”, me comentó un periodista hace poco. Y nunca falta el analista internacional que sale a decir que Mockus es “extraño” porque no encaja en su concepto de lo que debe ser un político.
¿Qué es lo que en realidad encarna  Mockus que tiene al mundo hablando de él? Para muchos, este matemático, filósofo y político colombiano se ha convertido en el rostro de un político atípico latinoamericano: independiente, creativo en sus propuestas, firme en sus convicciones, efectivo en su gestión y muy poco politiquero. Mockus fue elegido “presidente de los niños”, luego de un debate de los candidatos presidenciales realizado en el museo infantil Maloka, de Bogotá. En sus dos periodos como Alcalde de Bogotá logró reducir en un 70 % la tasa de homicidios, disminuyó en un 50% las muertes por accidentes de transito, consiguió disminuir el consumo de agua en un 40%, organizó el caos de la ciudad y siempre se mantuvo transparente en su labor.
El tsunami colombiano. Dicen los expertos que el poder jamás lo distorsionó. Con su peculiar carisma y su genialidad ha planteado en los debates, principios elementales como la cultura ciudadana, el respeto a la vida, la educación como aparato para fortalecer la productividad y la justicia social y el delicado manejo del los fondos públicos, entre muchas otras. Lo que le sobran son ideas. No se explaya en promesas, ni soluciones mesiánicas. Su discurso invita a la confianza y a una propia forma de hacer la política. No habla de tanques; en lugar de sujetar fusiles levanta girasoles y propone un país verde, de reconciliación y esperanza. Los analistas lo consideran demasiado honesto para los estándares de la clase política. ¿Estamos ante un paradigma?
Marea verde. El sorprendente ascenso de Mockus, a pocas semanas de las elecciones presidenciales, responde, según él mismo, “al cansancio de los colombianos por los vicios de la política tradicional”.  En un momento donde Colombia pasa por una gran crisis institucional, fraguada por los escándalos de corrupción. “Nuestros problemas fundamentales son la ilegalidad, la violencia y la desigualdad”, afirma el candidato en una de sus columnas de opinión.
Con casi 58 años de edad, el ex alcalde de Bogotá, se esta alzando como la “tercera vía” y no solo en los sondeos de opinión, sino también en las redes sociales. El fenómeno de Mockus ha estado sin duda alguna sustentado enérgicamente en este tipo de sitios de Internet 2.0 como herramienta de promoción, pero también de interacción con miles y miles de usuarios que simpatizan con el nacimiento del Partido Verde.  Es totalmente abrumador como crece el número de seguidores minuto a minuto. De hecho, Mockus actualmente tiene más seguidores en Facebook que los que tiene Uribe en ocho años de gobierno. Daniel Samper afirmó hace poco a El Tiempo que “si Internet fuera una urna electoral, Mockus ya sería Presidente”.
El fenómeno de la Ola. Mockus empezó a darse a conocer por sus creativas excentricidades. Se vistió de superhéroe para alentar a los bogotanos a ser “super-ciudadanos”, acudió a su despacho en bicicleta, apareció en televisión enjabonándose con el grifo cerrado, para fomentar el ahorro de agua y  repartió millones de tarjetas amarillas o rojas para que los bogotanos calificaran, sin violencia, las actitudes de los ciudadanos. Luego protagonizó hechos más propios de la prensa rosa como cuando se casó en un circo, metido en una jaula rodeado de tigres. El compromiso se selló con anillos de oro que tenían labrada la Cinta de Moebius, un teorema matemático, que según él, representa la unión de la diversidad particular con la uniformidad universal.”El circo es el espectáculo más serio del mundo”, afirmó a El Nuevo Herald. “Requiere preparación, silencio en el momento de peligro, pero es también como la vida, que tiene momentos graciosos”.
El mensaje de cordura y esperanza de Mockus ha provocado la llamada #olaverde y ha seducido las posibilidades de voto de los indecisos, abstencionistas y los jóvenes. “Mockus representa una reserva moral que escasea brutalmente en toda la región. Es por ello que ha levantado banderas tanto en la derecha como en la izquierda, pero fundamentalmente en un refugio electoral dormido, al que nadie se acercaba porque lo consideraban poco reflexivo y desinteresado: los jóvenes. Puede ser el comienzo de una nueva Colombia”, asegura un editorial de la revista Semana.
Integración sin personalismos. Quienes lo conocen aseguran que le sobraba carácter y autoridad. Así que no se equivoquen quienes piensan en la presunta debilidad de Mockus frente a Chávez o a las Farc. “La polarización con otro país es mucho más grave que la polarización interna de un país. Yo soy duro con las Farc y prudente con Venezuela”, aseguró Mockus recientemente. Y dejó claro que “ni Estados Unidos debe imponerse a la relación con Venezuela ni Venezuela a la relación con Estados Unidos”. Mockus también afirmó que si gana la presidencia espera tener relaciones respetuosas y prudentes con el gobierno Chávez.
Los críticos de Mockus dicen que el país no se puede dejar en manos de un soñador. Mockus ha dicho que no está dispuesto a dialogar con la guerrilla. “No se puede retroceder ni un paso en el arrinconamiento militar de las FARC, pero a eso hay que añadirle todo un proceso pedagógico muy fuerte alrededor del narcotráfico porque si no se ataca el narcotráfico las FARC van a tener mucho soporte”, aseguró Mockus.
¿Con girasoles se puede enfrentar a la guerrilla? Confío en su lógica pedagógica. Es la oportunidad soñada de un nuevo amanecer en Colombia. Aunque a algunos les parezca un loquito, a Mockus voy ¡Anótenlo!

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