martes, agosto 05, 2008
La estrategia y lo previsible.
La estrategia aparece en el mismo momento que surge la ciencia de la Prospectiva. O sea, como señaló hace años Séneca: “ no hay vientos favorables para aquel que no sabe adónde va”.
Conocer los diferentes futuros posibles es una razón básica para saber las posibles acciones del presente sin correr muchos riesgos. Pero el futuro previsible es múltiple e incierto; por eso es necesario reflexionar antes de actuar frente a los cambios más frecuentes y ello es parte de la cultura estratégica con sus objetivos que identifica los futuros posibles o los objetivos tácticos que justifican una decisión y se adelantan en prevenir las posibles críticas para atenuar sus efectos.
La información sobre el pasado, el presente y el futuro no es neutra, pues en la mayoría de los casos está al servicio de intereses específicos y por eso muchos análisis sólidos son archivados por ser políticamente inoportunos. La información está contaminada porque es fuente de poder y por eso es una mercancía escasa. La más poderosa de las censuras es la autocensura impuesta a investigadores o funcionarios, para no disgustar a sus clientes o a sus superiores.
No existe un método milagrosos de previsión porque lo que se trata de investigar corresponde menos a las cifras y más a la realidad y por ello es necesario combinar el enfoque cuantitativo con el cualitativo. Los enfoques deben ser plurales y complementarios.
Un buen ejemplo de todo esto es la previsión energética. La primera crisis petrolera no se había previsto. En el año de 1972 muchos economistas basaron sus predicciones en el hecho de que los precios del petróleo continuarían bajando hasta 1985. Pero esa crisis aparece como la consecuencia lógica de las tendencias fuertes de los años sesenta cuando se pensaba sustituir el petróleo por el carbón y la energía nuclear, así como el juego de los actores mundiales como los países pertenecientes a la OPEP y las compañías petroleras, actores que favorecían un fuerte aumento de los precios del crudo en el mercado mundial , pero con qué finalidad : 1) para hacer más rentable la explotación del carbón y de la energía nuclear, 2) para elevar sus utilidades.
Este juego de actores, durante 1975-1976, fue ignorado. Estos errores de previsión se explican en parte por las profundas transformaciones del mercado petrolero de entonces. El crudo del Oriente Medio se desplazó al mercado europeo; el carbón y la energía nuclear no pudieron resistir el dumping practicado por empresas independientes norteamericanas vendiendo también petróleo en Europa y claro estos factores provocaron la baja del precio del petróleo en dólares constantes (el barril valía 12 dólares), la economía de escala con refinerías más grandes y con buques petroleros también de grandes dimensiones. En ese momento el petróleo era abundante y con precios bajos, y los programas de independencia energética de algunos países, como Francia por ejemplo, se quedaron sin realizar.
Si se exploraban nuevos escenarios era previsible aceptar la hipótesis que el precio del petróleo se podría duplicar antes de 1985 y por qué esto era previsible; porque el superávit financiero de los países petroleros comenzaba a disminuir y se preveía un déficit a partir del año 1980. El único que estimó que el precio del petróleo subiría para el año de 1990 a 25 dólares por barril, fue el Jaque Yamani, ministro saudita del petróleo, cuando el diario Le Monde del 21 de siembre de 1977 lanzó esa noticia que para el momento parecía insólita. Y más tarde los incrementos de los precios del petróleo siempre que fuesen progresivos fueron aceptado con la idea de sustituirlo en el futuro por otras fuentes energéticas.
Ni siquiera se pudo reducir la incertidumbre recurriendo por ejemplo al método Delfi o método de la opinión o juicio intuitivo de los expertos y buscar algún consenso sobre los acontecimientos, asegurando la coherencia. Aunque en el año 2.000 si fueron interrogados 90 expertos de 30 países sobre la probabilidad de algunas hipótesis acerca del pecio del petróleo y allí se estimaba un aumento del precio del crudo para 1985, ratificándose el precio de 25 dólares el barril. Tampoco se podía estimar la elevada demanda de CHINAy de la INDIA, lo cual se tradujo en una oferta pequeña frente a una demanda muy elevada.
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