Hoy es el día de los Derechos Humanos, pero la Venezuela militarizada de hoy no escapa de las constantes violaciones de esos derechos.
El mundo entero celebra hoy el Día Internacional de los Derechos Humanos al cumplirse 63 años de la promulgación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la Organización de las Naciones Unidas el 10 de diciembre del año 1948.
Esta declaración surge como un clamor de pueblos y gobiernos luego de concluida la feroz Segunda Guerra Mundial, durante la cual la civilización se vio seriamente en peligro a raíz de los desmanes cometidos por los movimientos fascistas y el nazismo alemán irracional y desenfrenado.
La necesidad de que se adoptara un instrumento legal que regulara y estableciera con firmeza los derechos humanos se convirtió en una tarea impostergable para el mundo civilizado. El objetivo parecía muy cuesta arriba luego del infierno de la guerra, pero los países miembros de la ONU entendieron que, tarde o temprano, había que iniciar formalmente la protección de estos derechos irrenunciables.
Contra todo pronóstico, y a pesar del escepticismo de algunos gobiernos y de la irreductible posición de las naciones del bloque comunista en contra de los derechos humanos, ya han transcurrido 63 de años de la declaración oficial en la ONU, y cada día se extiende por todos los continentes una mayor conciencia sobre la vigencia de esta propuesta que nació con mucha voluntad pero con poca fuerza para ser cumplida.
Constantemente vemos como los Estados irrespetan esta Declaración Universal, en especial los regímenes autoritarios y dictatoriales. La Venezuela militarizada de hoy no escapa de las constantes violaciones de derechos humanos, a pesar del gran trabajo que más de un centenar de organizaciones no gubernamentales realizan en el país para defenderlos. Muchos integrantes de estas ONG son objeto de persecuciones por los cuerpos de seguridad del Estado.
Basta con examinar el pasado Examen Periódico Universal al que recientemente fue sometida Venezuela en las Naciones Unidas para evaluar el respeto a los derechos humanos en nuestro país. Los resultados de esa evaluación dejaron muy mal parado al Gobierno venezolano.
También los informes anuales que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos pintan un panorama oscuro: cinco años apareciendo entre los Estados del continente donde más se violan los derechos humanos. La revolución roja rojita no ha cumplido con sus obligaciones como cualquier gobierno democrático del mundo; la inseguridad en que vivimos, la terrible situación de las cárceles, el desastre de los hospitales o la prisión de la jueza Afiuni son una rotunda muestra de lo que pasa en nuestro país y a lo cual el Gobierno le da la espalda.
Venezuela no cuenta ni siquiera con una institución seria que se ocupe de los derechos humanos de los ciudadanos ya que a quien le corresponde hacerlo, la Defensoría del Pueblo, sólo se preocupa por defender exclusivamente los intereses del jefe de la revolución.
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