lunes, enero 29, 2007

El perdón salva al corazón



El perdón salva al corazón por ser el mejor antihipertensivo

Si bien perdonar no implica reconciliarse con el ofensor, sí exige despojarse de todo tipo de resentimiento (AP)
Quedarse con la rabia equivale a aumentar riesgosamente la presión arterial

DANIEL RICARDO HERNÁNDEZ

EL UNIVERSAL

La rabia "desarrolla calcio en las arterias coronarias, dispara las arritmias, sube el colesterol malo y baja el bueno; además sube la presión arterial", dice el doctor Iván Mendoza, jefe de Cardiología del Instituto Urológico y profesor jefe de Cardiología Experimental del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela (UCV), quien además destaca que el mejor antídoto contra ese amargo sentimiento no está disponible comercialmente, "pero es gratis, no tiene efectos secundarios y no es otro que el perdón".

Según el cardiólogo, "el perdón es el sentimiento de paz que nace cuando el dolor, sea cual sea su origen, se deja de tomar personalmente; es la supresión del resentimiento pero no implica aceptar la crueldad ni olvidar lo sucedido ni tampoco reconciliación con el ofensor". Esta herramienta, considerada por Mendoza como "el mejor antihipertensivo", bien puede servir para atenuar el tránsito de situaciones recientes que puedan resultar adversas para algunas personas como la muerte del ex dictador chileno Augusto Pinochet, cuyos detractores lamentan que haya fallecido sin recibir el castigo por los supuestos excesos que en vida cometió en su país.

"No perdonar es vivir con resentimiento y aferrarse al pasado -explica el galeno-. Si no se perdona aumenta el riesgo de enfermedades del corazón y de cáncer; por si fuera poco, perpetúa el daño sufrido. Además, vivir con rabia ha aumentado en siete veces la mortalidad de personas que han sufrido infartos".

Oxígeno cerebral

El especialista de Instituto Urológico destaca que los beneficios del perdón están comprobados científicamente en diversos estudios a escala mundial, siendo uno de ellos el bautizado "Ritmo circadiano de la muerte súbita en Venezuela" que se hizo merecedor del primer lugar del Premio Nacional de Investigación en el área de Cardiología, de la Sociedad Venezolana de Cardiología: "Se ha demostrado que (el perdón) baja la frecuencia respiratoria, mejora la cardiaca, tumba la presión arterial y aumenta la cantidad de oxígeno que va hacia el cerebro".

Mendoza aclara que "la idea no es ir a abrazar a la persona que me ofendió; lo primero que hay que hacer es perdonar de corazón y para ello lo preciso es identificar la base del problema, qué fue lo que ocasionó la rabia, calmarse, tomar tres respiraciones, contar hasta diez, imaginar algo bueno, salir a caminar, reírse de sí mismo, confrontar la situación después de unos momentos, pensar en las consecuencias antes de actuar, asumir las responsabilidades y luego perdonar". Y subraya que hacerlo "nunca excusa el mal comportamiento, pero sí salva al corazón".

Las escalas de la rabia

Según Mendoza, un estudio de EEUU estableció una escala de rabia, que se va incrementando a medida que se prescinde del perdón como tabla de salvación: "La medida va del uno al siete; el número cuatro es cuando a la persona le cambia la voz y está moderadamente disgustada pero no grita; el cinco es cuando está enojada y tensa, aprieta los puños y dedos; el número seis corresponde a la persona que ya está furiosa, golpea una mesa o empuja las puertas; en el número siete ya hay pérdida del control y la persona se puede lastimar a sí mismo y a los demás; tanto en seis como en siete la persona puede morir".

Lupa a la salud cardiovascular

Según el cardiólogo Iván Mendoza, 1 de cada 300 personas mueren por cáncer; pero 1 de cada 3 fallece por enfermedad cardiovascular, de las cuales 90% sufrieron enfermedad coronarias, muchas de ellas generadas por estados de tensión que no dieron cabida al perdón.

Tan efectivo como el perdón es el rezar un rosario, para salvar al corazón. Mendoza asegura que no importa cuál sea el credo de la persona, el llevar a cabo esta actividad "es una práctica de salud".

Para las mujeres el perdón es vital, no sólo porque tienden a ser el principal objetivo de las injusticias, sino porque también los infartos son la primera causa de muerte para la población femenina; además son las más vulnerables a los casos de muerte súbita, causados por ataques de rabia.

El perdón es visto como el antídoto número uno para la vitalidad y el optimismo.

El perdón también es reconocido como uno de los sentimientos más sublimes que pueda experimentar una persona, al punto que es común escuchar a personas que disculpan en lugar de perdonar por considerar a éste un privilegio que sólo concede el Ser Superior, de acuerdo con la religión de cada quien.

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