sábado, septiembre 15, 2012

Guerra en la Cloaca





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Por César Miguel Rondón 
Leemos en la prensa que  faltan 23 días para el 7 de octubre. ¿Qué nos depararán estos 23 días? Uno lo dice con cierta angustia, con cierto susto o tensión, porque ayer no terminábamos de superar la batalla de Carabobo, donde Capriles triunfó a punta de “peñero”, cuando a media mañana estalla un nuevo escándalo: diputado opositor recibe soborno.
De inmediato vemos el video. Teniendo frescas las experiencias de Didalco Bolívar, David de Lima y William Ojeda, al ver uno a Juan Carlos Caldera, en un video en blanco y negro, donde resaltado en un círculo, le vemos la mano agarrar un fajo de billetes y meterlos en un sobre. Decimos, ¡Caramba! ¿Saltó también la talanquera Caldera?
  A todas estas, hablaba con un individuo a quien no sabemos por qué, le filtraron la voz para que no se le distinguiera y este individuo siempre apareció de espaldas. Había tres cámaras enfiladas contra Caldera, ninguna para hacer el contraplano con el individuo que, digamos, sobornaba.
  ¿Qué ocurre en este momento? Decía, viene este señor y le ofrece a Caldera un dinero, no sabemos para qué, y la denuncia que presenta el diputado Chávez, a nombre del PSUV es: Están recibiendo dinero del exterior.  Roy Chaderton, con una perspicacia inusual, llega a acotar que “el sobornante tiene acento  paisa”. Con todo y la voz filtrada, el sagaz Chaderton dice “allí había acento paisa”. Quizás se iba a montar la especie de:  miren están recibiendo dinero de los “paisas”, de Álvaro Uribe, por ejemplo.
  La situación es fea, es lamentable y de inmediato Caldera se vuelve blanco de toda la indignación de los seguidores de Capriles, otro traidor más. Pero en la tarde, en una de las ruedas de prensa más penosas de la que tengamos memoria, Caldera sale a dar la cara y, evidenciando una derrota moral muy aguda, dice: “Fue Wilmer Ruperti con quien me reuní, fui en tres oportunidades, en la primera oportunidad estaba Wilmer Ruperti, su esposa Anastasia Mazzone, me recibieron con mucha cordialidad, después volví dos veces más a esa casa, y me reuní con ese señor Luis Peña, quien era el vocero de Ruperti, y el dinero era para mi campaña por la Alcaldía del Municipio Sucre, y recibí en dos entregas 20 mil bolívares.”
  Claro que fue muy ingenuo. Tan ingenuo como para recibir el dinero sobre una mesa, billete sobre billete, para que evidentemente tuviera que agarrarlo con su mano, meterlo en un sobre de manila, en fin… Pecó de ingenuo y de ambicioso el diputado Caldera y allí se le ha castrado una carrera política que quizás sería muy promisoria. Es una pena. Pero nos da una indicación de hasta dónde se puede llegar en esta guerra de albañal que se ha desatado.
  El diputado Diosdado Cabello ha dicho que se va a investigar de inmediato esto. No se investigó Amuay, por ejemplo. Para qué investigar Amuay. Pero sí se tiene que investigar esto.
  Por cierto, llamó la atención que la alocución de Caldera, comenzara diciendo que “hacía responsable de lo que le ocurriese a él o a su familia a Diosdado Cabello”, y advirtió la adversión terrible que  tenía Cabello hacia su persona, casi indicando que todo lo que estaba detrás de esto era por insinuaciones o directrices de Cabello vía Ruperti.
  Sin embargo, hay que subrayar lo más importante, a Capriles se le pretendió enlodar con este hecho. Pero Capriles reaccionó muy rápido, y reaccionó con una indignación y una vehemencia que no le hemos visto con frecuencia. De inmediato marcó distancia, pidió una investigación a fondo y con mucha fuerza saca a Caldera de su  proyecto y lo excluye de la campaña. Muchos dijeron así se combate la corrupción, muchos de inmediato lo aplaudieron y los que quisieron verlo destruido, tuvieron que resignarse al ver cómo se crecía en medio de la dificultad.
  Pero, como decía al principio, restan 23 días y la sospecha es que esta guerra en la cloaca va a empeorar.

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