viernes, noviembre 30, 2007

El Diario La Nación de Buenos Aires

eferéndum en Venezuela: los cambios en la vida cotidiana
"Chavezlandia", el país donde todo está regulado por Chávez


  • LA NACION


  • El mandatario, figura onmipresente

    CARACAS.- Valmore Gómez es un albañil de 60 años que desde hace dos está desempleado. Dice que desde que llegó Hugo Chávez al poder, hace nueve años, "todo empeoró" para él, y teme lo que pueda pasar después del domingo. "Le van a poder sacar hasta la casa a uno Los únicos que están bien aquí son los que trabajan para el Estado", dice a LA NACION en medio del ruido de las bocinas y los colectivos de la avenida México.

    "Hay que tener cuidado, van a inculcar a los chicos el comunismo y les van a sacar la religión de las escuelas", advierte una coqueta odontóloga que, como muchos de los que critican a Chávez, no quiere dar su nombre.

    A pocos metros de allí, Angel Pérez, un vendedor de artesanías de 45 años, dice lo contrario. "Yo estoy mejor económicamente desde que llegó Chávez. Tenía una hernia de disco y los médicos cubanos que trabajan en Caracas me operaron gratis. Lo que se dice de las expropiaciones es todo mentira", afirma desde su puestito en el paseo Hilton Vargas. "Si la cosa está tan mal como dicen, ¿por qué hay tanta gente comprando autos y celulares?", coincide Teresa Colmenares, una empleada de recursos humanos de 39 años.

    Cuando de Chávez se trata, algunos venezolanos parecen vivir en dos países distintos. Pero, más allá de sus posturas, lo cierto es que la vida diaria de todos ellos cambió profundamente desde que el polémico mandatario llegó al poder, hace nueve años, con su plan de revolución socialista. Y podría cambiar todavía más después del domingo, si Chávez logra imponer su controvertida reforma constitucional, que garantiza una concentración de poder descomunal en sus manos y prevé la intervención del Estado en todos los órdenes de la vida cotidiana de los venezolanos.

    Con Chávez, el país ya cambió de nombre (ahora es la República Bolivariana de Venezuela), cambiará su moneda (en enero entrará en circulación el bolívar fuerte, con tres ceros menos que el actual bolívar) y se prepara para modificar también su hora, por primera vez en 40 años (el próximo 9 de diciembre los venezolanos deberán atrasar media hora sus relojes, en una medida que apunta a que la gente "aproveche el sol de la mañana", según el gobierno). Los venezolanos, además, debieron sumarse a la "cruzada moral" lanzada este año por el mandatario para combatir vicios como el consumo de alcohol e incentivar a la gente a que adopte la mentalidad del "hombre nuevo", un socialista revolucionario alejado de los valores capitalistas.

    Dieta socialista

    Con ese objetivo, Chávez subió los impuestos a las bebidas alcohólicas y al tabaco, y se comprometió a hacer lo mismo con artículos suntuosos, como autos de lujo y obras de arte. La lista de recomendaciones para el "hombre nuevo" es larga e incluye no aderezar los platos con demasiada salsa picante y respetar los límites de velocidad. También sugirió que los padres dejen de comprar muñecas Barbie a sus hijas.

    Y si de proyectos polémicos se trata, el chavismo presentó en septiembre pasado un plan para obligar a los padres a elegir para sus bebes entre una lista de sólo 100 nombres establecidos por el gobierno. En un país en el que abundan los nombres excéntricos (incluidos Hitler, Ronald Reagan e Hiroshima), el proyecto de ley desató una fuerte polémica y, por ahora, fue archivado.

    Otra medida que cambió los hábitos de muchos venezolanos fue el controvertido cierre del popular canal de televisión RCTV, el más antiguo del país, en el que miles de personas siguieron novelas como "Topacio" y "Cristal". Después de acusar al canal de haber apoyado el fugaz golpe de Estado de 2002, Chávez ordenó en mayo pasado no renovarle la concesión, por lo que la señal se transmite ahora sólo por cable.

    Con el cierre de RCTV, además, los venezolanos sólo tienen un canal nacional de noticias que no es oficialista, Globovisión, que Chávez también ha amenazado con cerrar. En los demás canales, estos días es común ver a toda hora los larguísimos discursos de Chávez, en lo que parece una especie de cadena nacional permanente.

    El camino hacia el "socialismo del siglo XXI" incluyó, además, la expropiación de campos, edificios y terrenos, que fueron "tomados" por el gobierno en una campaña que podría acelerarse si se aprobara la reforma chavista. Un ejemplo curioso es un terreno baldío de una hectárea en pleno centro de Caracas que fue expropiado por el gobierno y donde hoy cultiva hortalizas una cooperativa, en una especie de oasis en medio de los edificios de oficinas.

    Sus críticos dicen que, como en muchos otros temas, el de la propiedad privada está planteado en términos ambiguos en la reforma. Se garantiza la protección de la llamada vivienda principal, pero no se especifica si otras propiedades estarán protegidas de las expropiaciones. La propuesta sólo reconoce la propiedad privada sobre "bienes de consumo y uso".

    Según la Cámara Inmobiliaria de Venezuela, en Caracas se dispararon las ventas de propiedades, que crecieron un 17% este año respecto de 2006. Muchas de esas ventas son de propietarios que tienen más de una casa, departamentos en alquiler o terrenos, por temor a que el Estado se los quite.

    La misma ambigüedad aparece en la educación, un área que, según sus críticos, Chávez pretende convertir en un medio de adoctrinamiento. Mientras no se menciona el derecho de los venezolanos a tener una educación privada, se establece que los planes educativos del Estado estarán orientados "a los principios humanísticos del socialismo bolivariano". El proyecto de Chávez también pondría en peligro la libertad religiosa, según advirtió la Iglesia Católica, que dijo que "todo está encaminado hacia una ideología única".

    Según los economistas, también la capacidad de consumo y el empleo están bajo amenaza, ya que la reforma derivará en un fuerte aumento del gasto fiscal, que ya está disparando la inflación a los más altos niveles de América latina. Advierten que también podría empeorar la escasez de productos básicos como leche, huevos y aceite que hay en Venezuela, producto del control de precios y de la restricción a la entrega de dólares a las empresas.

    Pero no todas son malas noticias. En lo que sus críticos califican de "ganchos electorales" para atraer a los votantes, la reforma incluye la reducción de la jornada laboral de ocho a seis horas y el pago de jubilación y vacaciones a los cuentapropistas. Pero la reforma sigue sin convencer a muchos. "La situación está muy difícil", dijo Lilian de Ferro, una comerciante de 58 años que está pensando en dejar el país, después de que sus dos hijas se fueron a Estados Unidos, como muchos otros venezolanos que escapan de lo que ya se ha convertido en una verdadera "Chavezlandia".

    Por Dolores Tereso
    Enviada especial

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