lunes, mayo 14, 2007

AGRESIÓN Y CONTROL SOCIAL

AGRESIÓN Y CONTROL SOCIAL

AXEL CAPRILES M. //EL UNIVERSAL, 10/5/07

Procura atemorizar a toda la población para someterla y obtener su obediencia


Pocas veces una sociedad ha sido tan agredida y ofendida por un gobierno como lo ha sido la sociedad venezolana durante los últimos años. Una avalancha de amenazas constantes, un acoso continuo, un nivel de agresión permanente, una combatividad sin tregua que no deja un solo minuto de tranquilidad y solaz. Por más que el pasado no pueda
ser remediado, uno se pregunta ¿cuál puede ser el origen, de dónde puede surgir tanta violencia?, ¿qué trauma profundo puede generar tanto odio? En todo caso, el método de la violencia es la técnica de control predilecta de los regímenes totalitarios. La agresión continua no sólo desarma las defensas normales de los individuos sino que destruye los fundamentos de la solidaridad social. Y de eso se trata.

Todo responde a una misma lógica, una estrategia de dominación que pasa también, aunque no lo parezca, por la ficción de la democracia directa y participativa. Consiste en un proyecto que busca fracturar a sociedad, atomizarla, para que no existan otros instrumentos intermedios, institución, grupo, empresa, partido, ni ningún tipo de asociación que pueda acumular suficiente poder para enfrentar o limitar el poder del hegemón. Consiste en dejar a cada ciudadano indefenso, aislado.

El método de la agresión es una herramienta de control social. Se fundamenta esencialmente en el miedo. Procura atemorizar a toda la población para someterla y obtener su obediencia. Busca llenar el corazón de la gente con amenazas y terror para bajar su autoestima y lograr su sumisión. Pero la violencia no tiene que ser solamente política. Toda agresión es buena para el totalitarismo. Por eso está en la lógica de la revolución la manutención y estímulo del crimen y la delincuencia generalizada que nos han llevado a tener el mayor índice de homicidios del mundo. Cada ciudadano aterrado sólo aspira a sobrevivir. Nada más. Adicionalmente, la violencia verbal del líder logra generar una identificación inconsciente que permite descargar la tensión y la agresión que produce la inseguridad y frustración.

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