sábado, febrero 09, 2013

VER PARA CREER




Posted: 08 Feb 2013 12:34 PM PST

Los refranes son pura sabiduría popular. Uno de los más notables es “ver para creer” que recomienda dar credibilidad solo a aquello que podemos constatar con la vista.

Es tal vez el menos práctico en Venezuela, a dos meses de la desaparición física de la esfera de la opinión pública del presidente Hugo Chávez. Su ausencia, permitida por la enfermedad, y la continuidad de su Presidencia, justificada por la Corte Suprema de Justicia, levantan razonables sospechas sobre la suerte del Presidente.

Es muy raro que un presidente tan personalista como Chávez esté firmando cartas como la leída por Nicolás Maduro en Chile, enviando saludos a los venezolanos o reuniéndose y haciendo bromas con sus ministros, sin siquiera hablar por segundos ante una cámara o efusivamente descargar alguna frase por el micrófono de una radio o por su cuenta de twitter.

Su personalidad, tan autoritaria, narcisista y personalista no se lo permitiría. Si estuviera por volver a tomar el poder, ya hace rato que hubiera dado signos de vida o recuperación.

Muchos recuerdan que el hermético gobierno de La Habana, por lo menos cuando se trató de la convalecencia de Fidel Castro, siempre se las arreglaba para sacar una foto en su traje adidas, ante la visita de algún mandatario. Chávez está desaparecido totalmente, de ahí que Henrique Capriles haya exigido que se muestre o que de una vez por todas, si las intenciones son proceder con las elecciones, hacerlo pronto y de una vez.

Muchos temen que Chávez haya muerto pero evitan decirlo por miedo a que el chavismo tenga un as debajo de la manga para mostrar su mejor carta en las próximas semanas. Otros creen que la recuperación que acusó Maduro no es tal y que la demora es solo encontrar tiempo para acicalar al chavismo e ir unido a las próximas elecciones. Otros sueñan con que Chávez se ponga bien y retome las riendas del país.

El panorama no es fácil. Chavismo sin Chávez será, tarde o temprano, chavismo dividido. Maduro y Diosdado Cabello tendrán que negociar para tomar poder, y en esa negociación algo tendrán que dar a cambio, lo que terminará por debilitarlos. Ninguno, además, tiene el carisma ni el consenso ni el arrastre que genera Chávez.

Más se demora el gobierno en ser trasparente sobre este asunto, menos legitimidad tendrá para gobernar, pese a que pueda incluso ganar una elección.


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