Con el agua al cuello, el ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani, comienza a declarar públicamente las grandes verdades de la economía que cualquiera de sus alumnos del primer semestre sabe.
Pero parece que el respetado académico se dio cuenta apenas ayer, entre apagones, desabastecimiento y bolívar “fuerte” pulverizado. Y, vaya sorpresa, estamos de acuerdo con el señor Giordani. Vamos a ver: "Es importante que crezca la construcción, porque arrastra diferentes sectores: industria, madera, cemento, cabilla, aluminio". Tiene toda la razón.
El sector construcción, cuando funciona, es el gran motor de la economía de un país. Inunda a la sociedad de bienestar y progreso. Miremos por ejemplo el milagro panameño, que tiene mucho que ver con la gran oferta de nuevos inmuebles en su capital. Pero será Panamá el país al cual se refiere el señor ministro. Porque lo que es en Venezuela, no pasamos de la hipótesis.
La realidad es opuesta, amarga y oscura. Cuando la construcción decrece, también “arrastra” al país con ella. Aquí se nacionalizaron el cemento y la cabilla a la brava, como les gusta hacer a los autodenominados revolucionarios. Y ahora escasean, debido a la ineptitud para producir estos insumos que han demostrado. Y si no hay cabillas ni cemento no hay decreto que valga. Eso es papel mojado. Así, la “Gran Misión Vivienda” no pasa de ser una declaración de buenas intenciones, un desiderátum tan probable como el hecho de que la vida en Marte haya sido destruida por el capitalismo.
150 mil viviendas este año, 2 millones en siete, serían una meta muy cuesta arriba aún con las industrias de materias primas funcionando como acostumbraban hacerlo antes que el oficialismo arremetiera contra ellas. Como si esto fuera poco, se habla de aliados internacionales como Cuba, China y Rusia, conocidos unos por su pobreza y otros por la escasa calidad de sus productos, motivo de chistes gruesos en el mundo entero. Pero eso sí: incondicionales en la ideología política. Y si no lo son, pueden serlo por una suma nada módica.
Volviendo a Giordani, todos estaremos pendientes de los resultados de la inflación para este mes, ya que el titular de Planificación y Finanzas nos dijo:
"Creo que con los resultados de abril podremos ver una significativa disminución". Y dice el funcionario –también con razón- que mantener a raya la inflación no es sólo asunto del gobierno: involucra a productores y consumidores.
Pero sucede que el gobierno no ha hecho nada por estimular a los productores. Lejos de ello, los confisca y expropia, los persigue, los somete al calvario de Cadivi, no les brinda condiciones de seguridad. Y en cuanto a los consumidores, poco pueden hacer ante un mercado desabastecido, excepto llevarse lo poco que queda en el mejor estilo de las compras nerviosas, ante el temor de que lo poco que queda desaparezca definitivamente. Duras en realidad las responsabilidades gubernamentales.
Poco lo que pueden hacer los otros sectores de la vida nacional cuando el árbitro, el encargado de hacer las reglas, juega al caos. La teoría se estrella aparatosamente contra el muro de la cruda realidad, profesor Giordani.
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