viernes, septiembre 18, 2009

Los comentaristas realmente hacen la noticia


Los comentaristas realmente hacen la noticia

Los comentaristas realmente hacen la noticia
Por Alfredo Ascanio
Universidad Simón Bolívar
Caracas-Venezuela

Fue solamente unas cuantas semanas atrás cuando el Presidente Chávez visitó una importante librería española ubicada en la Gran Vía : La Casa del Libro, formando una algarabía y congestionando el tráfico de esa importante arteria vial. Pero lo curioso de esa visita fue que después que el Diario El Mundo de Madrid se dedicara a reseñar lo acontecido, de inmediato sus lectores se pusieron a redactar sus comentario que llegaron, en pocos minutos, a casi 500 escritos cortos sobre esa visita sorpresiva que había producido una tranca de tráfico, peor de la que podemos ver en la ciudad de Caracas.

Uno de esos españoles indignado dijo: “Me han tenido una hora parado en la Gran Vía. Se creen que esto también es una República Bananera como Venezuela, para aceptar los caprichos de Chávez aunque nos cueste a los ciudadanos españoles perder todo el tiempo del mundo con esta gran tranca de vehículos que la visita ha ocasionado”.

Otro Español con mucha ironía se indignaba y escribía: “¡¡¡Una vergüenza!!!, menudo atasco se ha montado en esta vía porque el Sr. Gorila Rojo quería comprar unos libritos. Si yo fuese el Jefe de Seguridad español, le quito toda la policía y además le exijo que se vuelva en metro a su hotel como un obrero más . ¡¡Ya sólo faltaría que Zapatero con Chávez se vayan en patineta¡¡

Y cuando otra persona que escribía su comentario señalaba que no entendía porque España tenía que “estar bailando el agua a este tipo”, para referirse con esa expresión muy madrileña que era vergonzoso que un dictador cortara todo el tráfico sólo para comprar 60 libros que seguramente después no leería sino algunos párrafos que le sirvan a él para hacer comentarios superfluos.

Es que los casi 500 comentarios se podían clasificar en varios tipos: a) los comentarios que censuraban el haber ocupado el carril de los buses de la Gran Vía con 12 coches durante una hora y sin pagar la multa que si nos toca a los que viven en esa ciudad; b) los comentarios que aprovechaban esa ocasión para censurar al Presidente Zapatero; c) los comentarios que aplaudían el socialismo contra la barbarie imperialista; d) los comentarios que censuraban al presidente de Repsol acompañando a semejante personaje sólo para asegurar un buen negocio.

Muchos de los comentaristas calificaban al Presidente de Venezuela como un Dictador de un país bananero. Otros señalaban : “dime que lees y te diré quién eres”.

Los comentaristas, en relación a la noticia del Diario El Mundo, se atornillaron más en lo que una vez se denominó en Ciencia Política : “la espiral del cinismo o de la hipocresía”.

La palabra más utilizada fue: “vergüenza” y “dictadura”, pero la polarización de esos escritos estuvo también presente para volver a ratificarnos que el maniqueísmo es un aspectos singular de los que opinan en las revistas digitalizadas.

Como se señaló hace ya muchos años: “las revoluciones tienen un doble significado para mucha gente: marca, por una parte, el fin de una época y, por la otra parte, las revoluciones señalan el comienzo de otras políticas sociales, como las llamadas en Venezuela “Misiones” que a lo mejor sirven como fuente motriz de los ideales de posibles cambios.

Mientras en el ciberespacio los escritores y reporteros ciudadanos pueden señalar sus verdades utilizando sus Blogs o el Twritter, en la comunicación no digital se matizan los argumentos y se organizan los debates de otra manera.

La importancia de la noticia del periódico El Mundo de Madrid podía medirse por sus casi 500 comentarios que se escribieron en menos de una hora. Fueron eso comentarios, probablemente, el instrumento más influyente en la formación de una opinión publicada que en general no fue nada favorable al acontecimiento de ese día y, particularmente, a los personajes como Chávez, Brufau y Zapatero.

La difusión de los testimonios de los lectores del diario fermentaron opiniones a la medida y según las características de los señalado en la noticia periodística y no cabe otro análisis de esos comentarios que no sea dentro del contexto histórico político del momento.

La durereza de lo que se dijo en ese día no pudo frenar los pocos comentarios positivos de una visita que no fue aceptada como buena.Por ejemplo, como lo había rematado el comentarista número 33 cuando escribió: “Todos los locos tienen cambio continuo de estado ánimo, sin excepción, y más aun cuando se habla de un DICTADOR. De momento las relaciones con ambos países son estupendas, pero no te descuide España, ni te fíes del loco, porque en cualquier momento puedes recibir una puñalada trapera por la espalda”.

Pero hubo otros que para demostrar su apoyo acompañaron su comentario con una expresión típica del país Vasco: “Gora Herriak”.

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