viernes, junio 19, 2009

The Heritage Foundation:Museo Digital sobre Comunismo

por
Lee Edwards (*)

Casi dos décadas después de la caída del Muro de Berlín y el derrumbe del comunismo en Europa del Este y Central, 5 naciones siguen siendo “cautivas” del comunismo –China, Cuba, Corea del Norte, Vietnam y Laos–.

En medio de todo el jaleo por las Olimpiadas en Pekín y los “ohs” y “ahs” por las docenas de rascacielos que se elevan sobre la capital china, debemos tener presente que China también es un país con campos de trabajos forzados. Estos campos constituyen el gulag chino –el laogai– lleno con entre 4 y 6 millones de presos que incluyen decenas de miles de personas cuyo único crimen ha sido criticar públicamente al régimen comunista. Estos son los incómodos datos para los que quieren hacer negocio con la China comunista, pero hay que contar la verdad sobre el comunismo.

Nuestros hermanos judíos entienden lo que está en juego. Ellos entienden que la historia no debe olvidarse, o si no se repetirá. Ellos siguen recordándo al mundo el Holocausto, gritando: “Nunca más”. Por tanto, nosotros también debemos recordar los crímenes y a las víctimas del comunismo.

Cuando se trata del comunismo, no separar el hecho de la ficción y el mito de la realidad, explica en parte por qué persiste en Cuba, donde el régimen silencia cualquier oposición; en Corea del Norte donde el pueblo sufre una pesadilla totalitaria; en Laos y Vietnam, donde se niegan los derechos humanos más elementales; y en China, cuyos líderes todavía fingen que los estudiantes a favor de la democracia no fueron masacrados en la Plaza de Tiananmen en junio de 1989. ¿Cuál es la verdad sobre el comunismo?

Que desde el principio fracasó en el cumplimiento de cada una de sus promesas. Prometió pan pero produjo escasez y racionamiento crónico de alimentos. Prometió paz pero sacrificó a los jóvenes en guerras libradas en tierras remotas. Garantizó a los campesinos la tierra pero los mandó a las cooperativas. Dondequiera que llegaron al poder, los comunistas mataron Así ocurrió en los campos de la muerte de Camboya, donde uno de cada 6 civiles falleció. También en los “campos de reeducación” de Vietnam, llenos con un millón de personas en un país con una población de 20 millones. En Corea del Norte, las trágicas hambrunas que han diezmado a la población durante medio siglo.

La misión de la Fundación Conmemorativa de las Víctimas del Comunismo, de la que tengo el honor de ser presidente, es educar a esta generación y a las futuras sobre la historia, la filosofía y la herencia del comunismo. Nuestro primer paso fue construir y dedicar, en junio de 2007, el primer monumento de su tipo en el mundo honrando a todas las víctimas del comunismo, que son más de 100 millones. Está situado en el Capitolio, en Washington, D.C., a sólo 4 calles del Congreso de Estados Unidos.

Nuestro segundo paso es construir el Museo Global del Comunismo, el primer museo en Internet que contará la historia completa del comunismo desde El Manifiesto Comunista de Carlos Marx a los sucesos actuales en países comunistas como China y Cuba. El museo virtual estará listo a principios de 2009, en el vigésimo aniversario del colapso de la caída del comunismo en Europa del Este y Europa Central y de la desintegración del imperio soviético. Nuestro tercer paso será la construcción de un museo tradicional (de cemento y ladrillo) en Washington D.C., será el Museo y Biblioteca de Estados Unidos sobre el Comunismo.

Sabemos que es un programa ambicioso, pero los tiempos exigen ser intrépidos y comprometidos con la causa. El comunismo no está muerto, sino vivo, demasiado vivo en las naciones cautivas: China, Cuba, Corea del Norte, Vietnam y Laos.

Los que utilizan el comunismo para mantener su poder querrían que nos olvidáramos de los crímenes y de las víctimas del comunismo tanto las del pasado como las del presente. Pues no lo haremos, especialmente ahora, que celebramos la quincuagésima ceremonia de la Semana Nacional de las Naciones Cautivas, una ocasión para comprometernos con renovadas fuerzas a que naciones y pueblos nunca más permitan que semejante tiranía maligna vuelva a aterrorizar al mundo.

©2008 The Heritage Foundation

* Traducido por Miryam Lindberg


(*) Lee Edwards es historiador y miembro especializado en pensamiento político de la Heritage Foundation. Ha escrito más de 15 libros, entre ellos una biografía de Ronald Reagan, otra de Barry Goldwater y una historia de la Heritage Foundation. Su última obra se titula Reading the Right Books: A Guide for the Intelligent Conservative (Leer los libros correctos: Una guía para el conservador inteligente).

Honrrar a las victimas del comuninismo

Por
Monika Zentner (Busnos Aires

Ya es tiempo que se honre internacionalmente a las millones de víctimas ejecutadas por el siniestro “comunismo”.
Mi familia paterna como materna fueron asesinados en las dos Guerras Mundiales.

Mis bisabuelos paternos fueron llevados al Campo de Concentración Comunista de Jarek (ex Yugoeslavia) y en 15 días murieron de hambre.

Un tío abuelo (hijo de mis bisabuelos) en el mismo Campo fue asesiando a bayonetazos (año 1945).

Ellos vivían en Neu-Palanka (Nueva Palanka), perteneciente al Imperio Austro-Húngaro.

El Mariscal Tito ordenó la detención y ejecución a miles y miles de alemanes. J. Stalin asesinó en las URS a más de 60 millones de personas, él fue el mayor “criminal comunista” de toda la Historia de la Humanidad!!!! Injustamente NUNCA casi nunca se habla de él, de sus crímenes terribles…(y no mató 6.000.000 de humanos…!).

Hungría era parte del Sacro Imperio, como lo fueron varios países de Europa con inmensas poblaciones de alemanes (Checoslovaquia, Polonia, Rusia, etc.). Los comunistas asesinaron a millones de seres inocentes y de esto no se dice nada, no se hacen películas, documentales, etc. para que se sepa la verdad de los verdugos que se instalaron en el poder de Rusia en 1917 y de allí esparcieron sus demoníacos regímenes por el mundo (tal como lo profetizó María Santísima en Fátima / Portugal en 1917 a los tres pastorcitos.

En Memoria por todos los muertos, víctimas del azote comunista, nuestras Oraciones piadosas ante el Trono de Dios Padre.

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